El nuevo modelo de relaciones laborales que trae consigo la digitalización y la proliferación de plataformas de prestación de servicios empieza a preocupar mucho a los economistas. Estas plataformas se nutren, sobre todo, de trabajadores autónomos, un tipo de empleados que, por ejemplo, no tienen que ser indemnizados cuando se rompe la relación laboral. De ahí que el último informe publicado por la Fundación de Economía Aplicada (Fedea) en su web analice el nuevo modelo de empleo y considere que las plataformas como Deliveroo, Glovo o Cabify tengan que asegurar a sus trabajadores.
El informe lo firma Lucas Gortazar, que trabaja desde 2012 en los departamento de Educación del Banco Mundial. Gortazar sostiene que este tipo de plataformas están aflorando nuevas formas de precariedad en las que el trabajador asume cada vez más riesgo y la empresa cada vez menos. Y precisamente por ese cree que sería conveniente acompañar la llegada de la economía de medidas que vuelvan a equilibrar los riesgos entre plataformas y trabajadores, como por ejemplo la incorporación de seguros y derechos para los trabajadores por parte de las plataformas o el desarrollo de una política fiscal efectiva para canalizar de forma eficaz y justa este tipo de actividad económica.
Este tipo de trabajadores no solo asumen mucho más riesgo, sino que también están sujetos a grandes periodos y etapas de inestabilidad laboral. Un día pueden tener un trabajo y al día siguiente no. Por eso convendría desarrollar un nuevo modelo de bienestar, capaz de combinar seguridad con flexibilidad. Y en este papel, Gortazar cree que las políticas que combinan rentas mínimas con medidas de activación podrían ayudar a dinamizar y poner en marcha esa lógica de flexi-seguridad reduciendo la exposición a la pobreza y exclusión y sin retrasar la vuelta al empleo.
Autónomos en lugar de asalariados
Las propuestas del autor tienen sentido si tenemos en cuenta que las empresas recurren a estas figuras para cubrir vacantes de forma más económica. Al asegurar sus servicios a través de autónomos y no de asalariados, las empresas ahorran en el pago de cotizaciones sociales y otros costes propios de la relación laboral. En definitiva, menos derechos para el trabajador y más beneficios para la empresa, de ahí que Gortazar proponga que, al menos, les asegure.
Y es que la automatización de muchas de las tareas que hoy desempeñamos las personas está cada vez más cerca. Será, de hecho, la gran consecuencia de la cuarta revolución industrial. Gotazar recuerda en su análisis las anteriores revoluciones industriales tuvieron un impacto menor en el empleo del que se esperaba inicialmente, pero sí admite que habrá ganadores y perdedores y que eso obligará a repensar el estado de bienestar tal y como lo conocemos.
Hay que elaborar una agencia de actuación que combine políticas educativas, sociales y laborales
Gortazar no solo habla de políticas de empleo, en realidad plantea toda una nueva agenda de actuación, que debe combinar políticas educativas, sociales y laborales, para afrontar el futuro del empleo desde una perspectiva inclusiva. En materia educativa, reclama la articulación de un proyecto de igualdad de oportunidades para todos los alumnos y eficaz en la inclusión. Eso sí, tiene que intentar combinar la equidad y la excelencia, algo que los sistemas educativos más avanzados (como Finlandia, Irlanda, Canadá o Corea del Sur) han demostrado como binomio clave que define su éxito.
Lo cierto es que el autor reconoce que este tipo de agenda educativa no tiene la capacidad de garantizar un
empleo que dure toda la vida, pero sí permite que todos los alumnos accedan al mercado de trabajo con una serie de competencias y habilidades que van a ser clave en un mundo cambiante y dinámico.
Junto a estas políticas públicas centradas en el empleo y a educación, el autor considera necesario poner en marcha una agenda de investigación que permita identificar las dinámicas de los trabajadores y los
trabajos que van surgiendo y desapareciendo, además de cuantificar los riesgos y oportunidades futuros. "La agenda de investigación en España es aún incipiente y el camino por recorrer es por tanto enorme", sostiene.
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