El delivery ganó gran protagonismo durante el estado de alarma, en un momento en el que los restaurantes y bares estaban cerrados y solo podían dar salida a sus productos mediante el envío a domicilio. Fue entonces cuando su uso se llegó a triplicar respecto a las mismas semanas del año anterior, haciendo que operadores como Just Eat, Glovo o Deliveroo sumaran cerca de 1.000 restaurantes nuevos cada uno, de forma que quienes no disponían del servicio lo incorporaron por primera vez.
No obstante, y lejos de producirse un "efecto champán", las estimaciones de los expertos apuntan a que el estallido del delivery durante estos meses le ha permitido "consolidarse como una opción más", explica a este periódico Edurne Uranga, consumer insight director en Kantar Worldpanel.
"Una vez acabado el estado de alarma y la recuperación de la movilidad vemos como el delivery se mueve con crecimiento de entre el 50% y el 70% frente a su tamaño hace un año", explica Uranga, que señala que el confinamiento "ayudó a romper barreras de entrada en el canal, pero una vez que el consumidor ha entrado entonces ya repite".
Así las cosas, y según las estimaciones de Kantar a las que ha tenido acceso Vozpópuli, la previsión es que el delivery acabe el año con un crecimiento anual del 50-60% respecto a 2019. En total, la consultora espera que este segmento logre una facturación cercana a los 1.800 millones a final de año.
"Su crecimiento se explica por la atracción de un gran numero de nuevos compradores (atrae ya a más de 13 millones) y al incremento de hábito gracias a crecer en todos los momentos pero especialmente en los más repetitivos como son las comidas de entre semana", explica Uranga, algo en lo que el teletrabajo ha sido determinante.
No en vano, son muchas las empresas de hostelería que se han agarrado al envío a domicilio como una especie de 'salvavidas' para tratar de aumentar sus ventas, en un momento en el que las restricciones sobre el sector -tanto de horario como de aforos- siguen siendo fuertes. De hecho, no disponer de este servicio ha condenado a empresas como Tim Hortons, que ha perdido la mitad de sus establecimientos tras pasar meses con la persiana bajada y sin posibilidad de facturar por ninguna vía.
Las plataformas crecen
Con todo, el aumento de la demanda de la comida a domicilio estos meses ha hecho crecer así a las plataformas dedicadas a ello, que tuvieron que adaptarse al comienzo de la pandemia a la falta de oferta. Un problema de porfolio que se sumó a la falta de material de protección suficiente para los trabajadores que reparten la comida a domicilio (los riders), y que tardaron en resolver algunas semanas.
"Al principio, muchísimos restaurantes, especialmente las grandes cadenas importantes, cerraron. Suponen gran parte de la facturación. Cuando cierran…es verdad que había mucha demanda, pero la oferta durante unas semanas era muy limitada", explica a este periódico Marco Civolani, director de operaciones de Deliveroo, que asegura que entonces tuvieron "una caída fuerte".
Sin embargo, la vuelta de estas cadenas (como McDonald's) y la disponibilidad de guantes y geles suficientes marcó el cambio y las plataformas comenzaron a marcar récords de ventas. Una vez pasado el tsunami, "el consumo se ralentizó", explica Civolani, que cree que después del verano aún hay margen de crecimiento de nuevo porque la población de las ciudades "todavía no está al 100%".
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