La temida desaceleración que llevan meses anunciando los servicios de estudios no acaba de producirse. No llegó en el último tramo de 2016, como se dijo inicialmente, y no parece que vaya a llegar tampoco en el primer trimestre del año. Así lo señala, por lo menos, el servicio de estudios de Caixabank, en su último informe mensual, donde sostiene que los indicadores de sentimiento apuntan a una ligera aceleración del crecimiento en entre enero y marzo.
La entidad no da cifras, pero sí se atreve a decir que el crecimiento parece haber sido "robusto" y que la economía podría haber crecido más que en el cuarto trimestre de 2016, cuando aumentó un 0,7%. Eso podría llevarnos a una tasa del 0,8% o incluso del 0,9%, la misma cifra que la registrada en el tercer trimestre del año 2015.
¿Por qué consigue mantenerse la actividad si todo el mundo esperaba que se desacelerase? Según Caixabank, los vientos de cola que han apoyado la economía estos últimos dos años (política fiscal expansiva, precio del petróleo y las buenas condiciones de financiación) van a conservar su inercia un tiempo. Irán perdiendo intensidad, eso es innegable, pero más adelante.
Los vientos de cola se mantienen
Es cierto que los precios del crudo están subiendo, pero la entidad duda de que puedan llegar rápidamente a los niveles de 2013 y 2014. Y la refinanciación de la deuda seguirá haciéndose a tipos más bajos que hace unos años. De hecho, parece poco probable que el Banco Central Europeo (BCE) suba los tipos en 2017. El pasado jueves, sin ir más lejos, el presidente de la entidad, Mario Draghi, dejó claro que los tipos seguirán en el nivel actual o más bajos durante un periodo de tiempo "extenso".
En este escenario, Caixabank espera que el PIB crezca un 2,6% en 2017, más de lo que espera el Gobierno (2,5%). De hecho, todos los organismos están revisando al alza sus estimaciones. Uno de los últimos en hacerlo fue el Banco de España, que espera ahora que el PIB crezca un 2,8% este año. Y hace solo unos días el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, dijo que las previsiones del Gobierno son demasiado muy prudentes y que no se descarta que el PIB crezca cerca del 3%.
El consumo privado y la inversión podrían haber mejorado en el primer trimestre
Y es que el consumo privado, tal y como reconoce Caixabank, no está dando síntomas de agotamiento. Avanzó un 0,7% en el cuarto trimestre y el año ha arrancado con una buena evolución de la confianza del consumidor y de las ventas minoristas, lo que sugiere que el consumo podría seguir la misma tónica con la que acabó 2016.
Y, al mismo tiempo, los indicadores de sentimiento empresarial se mantienen en cotas elevadas, lo que apunta a una buena marcha de la actividad generalizada en los distintos sectores económicos. De hecho, Caixabank va un poco más allá y se atreve a vaticinar que el mal dato de inversión en bienes de equipo del cuarto trimestre del año pasado (0%) fue temporal y que el registro de enero-marzo será mejor.
Más empleo y menos deuda
Y, como no podía ser de otra manera, este elevado ritmo de crecimiento económico se está reflejando en el empleo. En marzo, de hecho, el paro bajó casi en 50.000 personas y la creación de empleo marcó un récord histórico. Según Caixabank, a lo largo del año el empleo se irá moderando, pero se mantendrá robusto. El Gobierno espera que la tasa de paro cierre el ejercicio en el 16,6%.
Caixabank cree que la buena marcha de la economía también debería ayudar a reducir la elevada deuda pública. El año pasado acabó en el 99,3% del PIB, un nivel aún elevado que, según la entidad, aconseja seguir con los esfuerzos para sanear las cuentas. No se moja y pide más recortes, pero sí recuerda que ni la Comisión Europea ni el Fondo Monetario Internacional (FMI) creen posible bajar el déficit al 3,1% sin nuevas medidas.
No es la primera entidad que alerta de la dificultad de llegar al 3,1% este año. Hace solo unos días la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) dijo que ni la Seguridad Social ni las comunidades será capaces de reducir sus desfases estos meses, así que todo dependerá del Estado, que tendría que asumir un recorte de más de 12.000 millones para cuadrar las cuentas. Algo difícil, teniendo en cuenta los Presupuestos que presentó el otro día Cristóbal Montoro.
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