Todo pagado con tarjeta o móvil. Prácticamente nadie usa el efectivo, apenas el 2% de las transacciones. No es ciencia ficción. Existe ese país. Se encuentra en Europa: Suecia. En esta geografía nórdica cuatro de cada cinco compras se pagan electrónicamente o con tarjeta de débito o crédito. Una tendencia imparable en las previsiones de la banca europea. De hecho, el consejo asesor de la Asociación Europea de Gestión Financiera (EFMA), un think tank que reúne a 39 directivos bancarios europeos, contempla que en el plazo de una década las operaciones con dinero en efectivo serán residuales.
Así lo recoge en su primer estudio, titulado ‘Cards and payments: Are Banks ready to meet the challenges of an uncertain future’. El trabajo de la EFMA explica cómo la explosión tecnológica que está afectando al mundo financiero está cambiando las relaciones entre entidades y clientes. La creciente pujanza de la banca y los pagos móviles, el desarrollo de soluciones contactless o el incipiente uso de las carteras digitales está alimentando a gran velocidad la creación de un mundo sin dinero.
Y no es un cambio meramente económico, como se evidencia en Suecia. Provoca un verdadero cambio social: los mercadillos se han tenido que adaptar, los robos a mano armada en bancos casi han desaparecido, las transacciones en negro se convierten en algo marginal porque queda registro de casi todo y Hacienda controla mejor todos los movimientos de los contribuyentes. Hoy día los suecos son los campeones en el uso de las tarjetas de débito y de crédito: Las utilizan casi cada día, en concreto realizan un promedio de 260 transacciones por persona por año.
La generalización de la tecnología NFC, una tecnología de comunicación a corta distancia sin necesidad de conexión telefónica, será el paso definitivo para la desaparición del dinero en efectivo
El panorama es muy diferente en el sur de Europa. En Italia, por ejemplo, tres cuartas partes de todas las compras de los consumidores están siendo pagadas en efectivo, según un nuevo informe de la Federación de Comercio de Suecia. En España, por su parte, cada vez sacamos menos dinero en efectivo que antes, aunque la cultura del dinero en el bolsillo sigue muy extendida. En 2013 por ejemplo, el importe total retirado de los cajeros automáticos cerró en retroceso, al sumar 109.233 millones , un 1,22% menos que en 2012, lo que supone el nivel más bajo desde 2006, cuando se sacaron 107.976 millones.
El tiro de gracia al dinero en efectivo se producirá cuando se universalicen los pagos NFC (near field communication), una tecnología de comunicación a corta distancia, que permite que dos dispositivos próximos físicamente compartan pequeñas porciones de información, sin necesidad de una conexión telefónica. En España, los clientes de Bankinter ya gozan de este servicio simplemente bajando un aplicación en sus móviles.
La banca estima que una sociedad libre de efectivo creará un entorno más seguro para trabajadores y clientes y reduciría los costos derivados del manejo de dinero. En Suecia, las estimaciones de ahorro alcanzan los 8.700 millones de coronas (1,2 millones de dólares), alrededor del 0,3% del PIB sueco. Desde el punto de vista de la seguridad, la bancarización de los pagos ha permitido que se produzca un fuerte descenso de los atracos. En 2012, tan sólo se perpetraron cinco asaltos a bancos, según la Asociación de Banqueros de Suecia, la cifra más baja en 30 años. Todos ellos se perpetraron en las oficinas del Svenska Handelsbanken, una de las cuatro mayores entidades del país, la única que no ha restringido sus servicios de efectivo en su red.
Pese a la experiencia sueca, la banca europea aún mantiene su incertidumbre respecto al negocio que puede generar un mundo sin dinero en las transacciones, pese a contemplar a las nuevas carteras digitales como una interesante vía de ingresos. La patronal bancaria sueca defiende la eliminación de los servicios de efectivo en las oficinas ayuda a reducir los costes. Así, aumentan los beneficios, en parte, merced a los ingresos por las comisiones en las operaciones de tarjetas. Unos ingresos que crecieron un 8% hasta los 4.370 millones de coronas (515 millones de euros) en 2013.
Los pagos en plástico o a través de dispositivos móviles son una tendencia imparable. La estadística así lo confirma. En 2008, los primeros bancos que apostaron por el mundo digital necesitaban un año para alcanzar los 100.000 clientes en banca móvil. En algunos casos, como reconoce el estudio de la EFMA, hoy sólo se necesita hora y media.
Para la Unión Europea, la ventaja de un mundo sin dinero es evidente. Los movimientos de las cuentas son mucho más fáciles de controlar que el dinero en efectivo y a la vez permite realizar con mayor facilidad una quita o bail-in (quita) si fuera necesario.
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