Economía

Los descuentos elevan un 15% el tráfico de los peajes rescatados, lejos de compensar la caída de ingresos

La afluencia de vehículos en las nueve autopistas de peaje que fueron rescatadas por el Estado ha reaccionado de forma positiva a la bajada de precios pero el incremento debería haber sido tres veces mayor para compensar la caída de ingresos

El efecto de los descuentos aplicados por el Ministerio de Fomento en los peajes de las autopistas rescatadas por el Estado se ha dejado sentir de forma notable en el tráfico de las nueve vías afectadas por la medida. En los seis meses siguientes a la aplicación de esta medida (que también incluye el carácter gratuito de las autopistas entre la medianoche y las 6 horas del día), la afluencia de vehículos en estas vías se ha incrementado una media superior al 15%. Pese a tratarse de una evolución notable, queda muy lejos de la que sería necesaria para recuperar las cotas de ingresos previas a la aplicación de los descuentos, es decir, las que obtuvo el Estado por este concepto en 2018.

El Gobierno estableció a partir del mes de marzo un descuento medio del 30% en las autopistas de peaje que ahora están bajo el control de la pública Seittsa. El objetivo era estimular la afluencia por estas vías, que habían sido víctimas de la unión de una serie de factores negativos, entre los que se encontraba la caída del tráfico.

No obstante, la medida de abaratar de forma significativa el precio de los peajes tenía una contrapartida para las arcas públicas, ya que los ingresos registrados en 2018 por este concepto se verían claramente disminuidos de no ser que se diera un repunte del tráfico en el entorno del 45% (aproximadamente 31.000 vehículos diarios adicionales de afluencia media).

Es decir, que en el primer semestre que ha transcurrido desde que se puso en marcha la medida de los descuentos, el tráfico ha subido tres veces menos de lo que hubiera sido necesario para que la medida del Gobierno no hubiera tenido repercusión en los ingresos.

Objetivo a medias

El ministro de Fomento, ahora en funciones, José Luis Ábalos, aseguró en su momento que la medida perseguía fundamentalmente estimular el empleo de estas autopistas, que nunca fueron capaces ni siquiera de acercarse a las cifras de tráfico que se preveían cuando fueron licitadas, en los albores del presente siglo.

Sin duda, esta meta se ha alcanzado y, en algunos casos, de forma muy notable. El tráfico de la R-5 (Madrid-Navalcarnero) y la R-2 (Madrid-Guadalajara) se ha incremento por encima de la media (en ambos casos, más de un 18%). Pero el ritmo de incremento se ha quedado muy corto para que los descuentos no tuvieran repercusión en los ingresos.

Con la excepción de la AP-41 (Madrid-Toledo), todas las concesiones de autopistas de peaje que estaban en situación de quiebra revirtieron al Estado entre febrero y marzo del pasado ejercicio. El Gobierno, por entonces en manos del Partido Popular, pretendía asumir su control de forma provisional, en lo que duraban los trámites para volver a sacar las concesiones al mercado.

Sin embargo, el cambio de Ejecutivo como consecuencia de la moción de censura del mes de junio también supuso una modificación de esta estrategia, toda vez que se decidió asumir el control al menos durante los próximos cuatro años.

Aunque la idea del Gobierno popular era volver a licitar las concesiones, por entonces no se aplicó ninguna medida concreta para que el tráfico se recuperara y hacer así más atractiva la operación, por la que se interesaron sobre todo fondos de inversión especializados en infraestructuras.

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