La estabilización de la economía ya está en marcha, tal y como muestran bastantes indicadores económicos. Sin embargo, ¿se plasmará esto en una mejora significativa del empleo durante el año? Los datos de ayer vertían un pequeño jarro de agua fría a los brotes verdes que anticipa el Gobierno. Pese a que el número de desempleados registrados en las oficinas de empleo cae en junio en 127.284 personas, eso no se ha traducido en una mejora de la contratación indefinida y la afiliación a la Seguridad Social.
Los empresarios han perdido la confianza, lo cual se refleja en un drástico aumento de la precarización. Así, la contratación indefinida ha arrojado el peor junio en 17 años. Sólo un 6,84 por ciento de las contrataciones han sido fijas, el porcentaje más bajo en un mes de junio desde 1996 (ver grafico abajo).
En junio únicamente se suscribieron 87.348 contratos indefinidos, prácticamente la mitad que hace doce meses y, aún peor, el menor número en un mes de junio de los últimos 15 años (ver gráfico abajo).
Entre las posibles causas, algunos expertos apuntan a que varias sentencias judiciales han introducido la incertidumbre sobre cuánto puede costar un despido y si se puede anular. Es decir, no se ha avanzado a la hora de clarificar los costes del despido, y eso hace que los empresarios duden y sólo contraten de forma temporal.
En definitiva, se perpetúa el modelo económico de siempre, ése de empleo poco estable y escaso valor añadido del que precisamente se quería escapar. Y por lo tanto no es de extrañar que quienes hayan disfrutado de una mayor mejora estén en la hostelería, el comercio de cara a las rebajas y entre los jóvenes menores de 25 años, también fichados sobre todo para la temporada turística.
Para colmo, el crecimiento de la afiliación a la Seguridad Social ha sido muy escaso si se compara con los datos ofrecidos por los servicios públicos de empleo. 26.853 nuevos afiliados se antoja demasiado poco para una disminución en 127.284 personas de las listas del paro.
Es decir, sólo una de cada cinco de esas personas ha encontrado un trabajo declarado. O lo que es lo mismo, unos 100.000 ciudadanos no se han registrado en las listas del antiguo INEM, hecho que puede ocurrir por varias razones: o bien ya no tienen prestación, o bien están haciendo un curso y no cuentan como parado, o se han desanimado, o incluso han emigrado, o simplemente se han sumergido en la economía B. De hecho, un 40 por ciento de los desocupados ya no cuentan con cobertura por desempleo.
Y si estos datos se analizan una vez se ha sustraído el efecto del calendario y el buen tiempo, el número de parados incluso aumenta en 995. También desestacionalizadas, las cifras de la Seguridad Social deparan una pérdida de afiliados de 7.324 personas frente a los 5.659 que se ganaron en el mes anterior.
Al menos, la pérdida de afiliación interanual sigue describiendo una positiva curva a la baja, desde tasas de destrucción del -12 por ciento allá por mayo del año pasado, hasta el -3,7 por ciento de mayo de este año. Sin embargo, el ritmo de eliminación de cotizantes ha experimentado en junio un leve repunte y se sitúa en el -3,72 por ciento en los últimos doce meses, lo que suscita importantes interrogantes sobre la mejora del empleo en cuanto acabe el periodo vacacional.
Una buena noticia consiste en que los autónomos encadenan cuatro meses de crecimientos intermensuales, algo esencial para la recuperación porque suelen ser los primeros en generar empleo en las salidas de las crisis. Aunque el dato también puede interpretarse una vez más por el reverso negativo: muchos recurren al autoempleo porque no tienen más remedio o porque sencillamente se trata de otra forma de precarización.
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