A ojos de un austriaco es difícil comprender por qué una región española puede llegar a gastar tanto. En un terreno con la misma moneda y las mismas reglas (la Zona Euro), las comunidades autónomas españolas cargan con una deuda cercana al 24% del PIB. Ese indicador supera ligeramente el 5% en Austria y el 16% Alemania.
Lo que piensen en ambas naciones sobre el dispendio autonómico español no tendría mayor importancia de no ser por que la Eurozona está diseñando ya unas nuevas reglas fiscales. Y tanto Alemania como Austria forman parte de ese bloque de la UE conocido como 'países frugales', partidarios de priorizar la austeridad presupuestaria frente al derroche. Son los vecinos del norte, que suelen prestar a los ciudadanos del sur. Los mismos que exigirán a España, más pronto que tarde, el fin del desmadre del gasto autonómico.
Causa cierto sonrojo que la deuda regional española triplique la media de los territorios que tienen competencias similares en la Eurozona (7,5%). Los datos los ha recopilado Equipo Económico (EE) en un compacto informe que viene a alertar sobre un hecho: el Gobierno de Pedro Sánchez, lejos de promover un tijeretazo, sigue dando manga ancha a las autonomías con el gasto.
"Por el momento en España, la Actualización del Programa de Estabilidad 2023-2026, remitida recientemente por el Gobierno a Bruselas, es aún más laxa respecto al ritmo de consolidación fiscal de las comunidades autónomas, a pesar del efecto positivo esperado en los ingresos de los ejercicios 2023 y 2024, gracias al fuerte crecimiento de la recaudación", advierte el documento.
Los planes del Gobierno a futuro no preocuparían tanto si el punto de partida no fuera tan alarmante. En 2000, la deuda autonómica española ascendía al 6,1% del PIB. Hoy alcanza el 23,9%. "Esto convierte a España en el país de la UE con un mayor nivel de deuda regional en términos del PIB, de entre aquellos Estados miembros cuyas regiones cuentan con mayores competencias", recuerda el equipo de economistas liderado por Ricardo Martínez Rico.
Para que otros gobiernos autonómicos cogieran el rebufo de Madrid, deberían cercenar el gasto superfluo y potenciar el productivo. El Gobierno está propiciando lo contrario
El informe identifica quién lo ha hecho bien y, sobre todo, quién lo ha hecho fatal. Hay dos indicadores muy significativos. En el lado negativo se alinean las comunidades autónomas que llevan tiempo abusando de un mecanismo que fue ideado en 2012 con carácter extraordinario: el Fondo de Financiación. Por aquellas fechas, el Gobierno tuvo que pedir el rescate europeo del sistema financiero. Así estaban las cosas.
Lo que nació como un mecanismo de emergencia se ha convertido en una fuente de financiación permanente. En 2022, las comunidades autónomas recibieron por esta vía casi 32.000 millones de euros. Más de la mitad la acapararon Cataluña (12.873 millones) y la Comunidad Valenciana (7.958 millones). Los préstamos del Fondo de Financiación representaron el 90% de la deuda de Cantabria el pasado año y del 85% en el caso de Murcia.
En el otro extremo de la balanza están las autonomías que lo están haciendo bien. O incluso de manera ejemplar, como Madrid. La comunidad que lidera Isabel Díaz Ayuso no tuvo que acudir al mencionado fondo en 2022. Hay otras dos que pueden sacar pecho, País Vasco y Navarra, pero ambas tienen un régimen de financiación ventajoso (foral).
Las cuentas de la Comunidad de Madrid están tan saneadas que el Ejecutivo regional ya ha podido salir en busca de financiación a los mercados. Lo logró hace tres meses, emitiendo 1.000 millones de deuda pública. La demanda multiplicó por seis la oferta y el 83% de los bonos se colocaron entre inversores extranjeros. Casi un tercio fue a parar a Alemania, donde se valora más la gestión sensata que la manirrota.
Mercados de deuda cerrados
Junto a Madrid, han logrado este año emitir deuda otras dos comunidades autónomas del Régimen Común (Andalucía y Galicia). También ha captado financiación exterior País Vasco. El resto de gobiernos autonómicos sigue teniendo cerradas las puertas de los mercados, o sólo pueden emitir a cambio de intereses desorbitados. Por eso -y por que el Estado se lo permite-, siguen acudiendo acudir a otros mecanismos de financiación interna, como el mencionado Fondo.
El informe de Equipo Económico recuerda, en este sentido, que las nuevas reglas fiscales que está esbozando la Comisión Europea son una ocasión idónea para meter en vereda a las regiones más derrochadoras. ¿Cómo? Vinculándolas de manera firme a los objetivos de déficit y gasto, para que "contribuyan a un ajuste estructural, principalmente, por la vía del gasto".
"Todo ello facilitaría que el conjunto de comunidades autónomas pudiera acudir a financiarse en los mercados al igual que lo están haciendo este año algunas regiones", concluye el documento. Para que otros gobiernos autonómicos cogieran el rebufo de Madrid, deberían acometer un plan sólido de ajuste. Esto implica cercenar el gasto superfluo y potenciar el productivo. Sería ejercicio valiente, pero se quedará en una triste quimera en el eterno año electoral.
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