En la Comunidad de Madrid existen 10 municipios con una deuda que supera los 1.500 euros por habitante. Así lo recogió el Ministerio de Hacienda en 2020 en su informe sobre la deuda viva de las entidades locales. El 'boom' inmobiliario de principios de los 2000 y la crisis del ladrillo condenaron las arcas públicas de multitud de localidades. Aunque en Madrid, cada pueblo tiene su particular historia con la deuda. En Moraleja de Enmedio, según su actual alcaldesa, fueron los impagos y las "obras faraónicas" del anterior alcalde, procesado en la trama Púnica. Y en Puebla de la Sierra, en el extremo norte de la región, fue un aserradero lo que desbarató las finanzas locales.
La M-50 es la gran autopista periférica de la Comunidad de Madrid. Recorre la región desde el noroeste hasta el norte en forma de herradura abierta. Además de comunicar a una veintena de municipios, es una autovía clave para el transporte de mercancías.
Siete de los 10 municipios más endeudados por cabeza se encuentran en el sur y suroeste de la región. Otros dos, en el este. Y sólo uno, Puebla de la Sierra, en el norte de la Comunidad. San Fernando de Henares es la única de estas localidades que forma parte de la 'almendra' de la M-50.
Si tenemos en cuenta el número de habitantes, el municipio más endeudado es Moraleja de Enmedio, al suroeste de la región. Aquí la deuda asciende a los 6.903 euros por vecino, superando a la de Puebla de la Sierra (4.797 euros por habitante). El podio lo completa Navalcarnero, también al suroeste, que en 2020 debía 3.798 euros por cada residente. Cenicientos (3.535 euros) y Parla (3.089) también se sitúan por encima de los tres mil euros por vecino. Los siguientes peldaños de la lista los ocupan Casarrubuelos (2.375 euros por habitante), Aranjuez (1.906), Torrejón de Velasco (1.641), San Fernando de Henares (1.619) y Arganda del Rey (1.585).
La mayoría de los pueblos más endeudados por cabeza se encuentran en la periferia sur y suroeste de Madrid. San Fernando de Henares es la única de estas localidades que forma parte de la 'almendra' de la M-50
Es difícil establecer una única causa que explique por qué estos municipios de la periferia son los más endeudados de la Comunidad de Madrid. Todo queda en el campo de las hipótesis basadas en algunos estudios. Pero los expertos consultados por Vozpópuli apuntan a un mismo origen: los años del 'boom' inmobiliario y la posterior crisis del ladrillo.
'Boom' inmobiliario, dispersión y crisis del ladrillo
A principios de siglo, en pleno 'milagro económico', varios municipios se lanzaron a la construcción inmobiliaria. Madrid creció hacia el sur. Según Rubén Garrido-Yserte, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Alcalá de Henares, infraestructuras como la M-50 hicieron que los promotores vieran atractivas estas localizaciones del sur, pese a encontrarse en la periferia de la Comunidad. "La gente se aleja en busca de vivienda más barata y son atractivas a medida que haya infraestructuras que las comuniquen, muchas de ellas son de coche privado", afirma.
El 'boom' residencial empujó a los ayuntamientos a levantar otro tipo de construcciones pensando en los nuevos desarrollos: rotondas, viales, zonas verdes, polideportivos, centros culturales... Se pensó que podrían compensar las inversiones con el IBI y con los ingresos de los impuestos a las obras. Pero la crisis inmobiliaria rompió en pedazos las expectativas municipales y condenó las cuentas de varios consistorios. "Los municipios más pobres tuvieron que endeudarse más para poder hacer estas estructuras pensando que iban a tener más ingresos de los que luego tuvieron", señala Luis Collado, economista especializado en desarrollo territorial y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.
Cuando sales de la M-50, hay más urbanizaciones y eso incrementa los costes de los servicios públicos. El peso de estos gastos es mayor y [los ayuntamientos] tienen menos posibilidades de invertir, menos recursos propios y más necesidad de endeudarse" Luis Collado, economista especializado en desarrollo territorial y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.
"Hay que tener en cuenta que los ingresos de la 'explotación del suelo' son ingresos muy importantes pero 'no recurrentes', lo que significa que se generan en un ejercicio y no en los siguientes, mientras que muchos servicios municipales -que llevan aparejada la contratación de personal- sí son recurrentes, lo que determina que la salud financiera de los ayuntamientos se vea comprometida", apunta Garrido-Yserte, que también dirige el Instituto Universitario de Análisis Económico y Social.
Por su parte, Collado incide también en el impacto económico que tiene vivir más alejado del centro de Madrid. "A medida que te alejas, disminuye la densidad de población… Cuando sales de la M-50, hay más urbanizaciones y eso incrementa los costes de los servicios públicos, como los de la jardinería, la recogida de basuras, los gastos de iluminación (...) El peso de estos gastos es mayor y [los ayuntamientos] tienen menos posibilidades de invertir, menos recursos propios y más necesidad de endeudarse", argumenta.
En 2013, la Universidad de Granada publicó un estudio donde trataba de averiguar las razones que llevaban a los ayuntamientos a endeudarse en tiempos de crisis. El análisis se hizo sobre las cuentas de 1.238 municipios. Una de las conclusiones a la que llegaron los investigadores es que las administraciones locales gobernadas en coalición presentaban mayores niveles de deuda viva.
Historias de la deuda municipal
Pese a todos estos argumentos, cada municipio tiene su historia. La de Moraleja de Enmedio, el municipio madrileño más endeudado por habitante, es una de las más conocidas. Desde 2015, su Ayuntamiento lo dirige la socialista Valle Luna Zarza. En conversación con este periódico, la alcaldesa asegura que el origen de la deuda municipal no se debe a la fiebre inmobiliaria de principios de siglo, sino a la gestión del anterior alcalde, Carlos Estrada (PP), procesado en la trama Púnica. La alcaldesa afirma que durante los mandatos de Estrada (gobernó entre 1999 y 2015), se construyeron "obras faraónicas", como un centro acuático y otro cultural de tamaños "desmesurados". Pero no sólo eso. Recuerda que las fiestas locales tenían un tamaño "superdesmesurado" para un pueblo de 5.000 habitantes y que "no se pagaba la seguridad social" de los trabajadores municipales.
En los años de la crisis inmobiliaria, los gastos municipales superaron por mucho a los ingresos, apunta Luna. Cuando llegó a la alcaldía, se encontró "muchísimas facturas de obras y servicios" sin pagar y "enganches ilegales" a la luz y el gas. "Hasta 2018 no desbloqueamos la deuda con la Seguridad Social y la Agencia Tributaria, lo que imposibilitaba acceder a subvenciones", añade. La edil presume de tener ahora un presupuesto equilibrado y haber "puesto en orden" la deuda histórica que arrastra su municipio, ya que la pueden pagar en "cómodos plazos".
El problema de Puebla de la Sierra fue un aserradero. Este pueblo diminuto se encuentra en la sierra norte, a más de cien kilómetros en coche del centro de Madrid. En 2020 sólo contaba con 73 vecinos. El Ayuntamiento, que dirige el popular Aurelio Bravo, compró en 2011 un aserradero por 700.000 euros para fomentar el trabajo en el pueblo. Según La Información, el negocio funcionó al principio y permitió reducir la deuda contraída. Pero la planta de madera acabó paralizada. "No hay otra deuda", señala Bravo a Vozpópuli. El pueblo paga mes a mes un aserradero que lleva sin funcionar un lustro. "Es como una hipoteca", lamenta.
En otros municipios, como en Navalcarnero, la deuda "millonaria" la desató el presupuesto elaborado por el Ayuntamiento en 2008, entonces gobernado por el PP, según informó la Cadena Ser en 2021. Aquellas cuentas fueron elaboradas basándose en unas previsiones de ingresos irreales, lo que derivó en un importante déficit presupuestario en un solo año. En vez de corregir el déficit, el consistorio optó por un "inmovilismo tal que la prórroga del presupuesto operó de forma automática 'sine die' en manifiesto fraude de ley", según explicó el actual equipo de Gobierno a la emisora de Prisa. Esa prórroga se fue repitiendo año tras año hasta 2015. El año pasado, después de 14 años con un presupuesto prorrogado, el Ayuntamiento de Navalcarnero sacó adelante unas nuevas cuentas municipales.
Parla es otro de los municipios que está acostumbrado a aparecer en esta lista. Según La Información, su economía se ha visto golpeada en los últimos tiempos por los impagos a proveedores de servicios y su incapacidad para asumir los créditos bancarios. Además, las arcas municipales siguen sufriendo cada año el coste del tranvía. Este medio de transporte fue construido en 2004 bajo el mandato del socialista Tomás Gómez. Al principio, se calculó un coste inicial de 93,5 millones, que se convirtieron en 297, detalla el digital Soy-de. El Ayuntamiento parleño cifra en 13 millones el coste anual de la infraestructura para las arcas públicas.
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