La renovada confianza en la economía española tiene un límite: cinco años. Es lo que se desprende del análisis de la deuda pública realizado por el Banco de España que revela que el Tesoro no consigue colocar deuda de manera significativa a plazos superiores al quinquenio pese a haber aumentado un 10,5% la deuda viva y realizado 116 subastas, 24 más que el año pasado.
De hecho, las emisiones a seis meses y un año son las que más han crecido entre los 60.944 millones de euros nuevos que el Gobierno ha pedido prestados. “La actividad máxima en términos de emisión correspondió a las letras a un año” pero –concluye el banco central—“el mayor incremento respecto al año anterior se ha registrado en las letras a seis meses, un 33% más que el año pasado”.
Se ha ofrecido más deuda a corto plazo porque los inversores así lo han reclamado. De hecho, en las operaciones de financiación a corto, el 90% de las colocaciones se vieron cubiertas mientras que en el caso de las operaciones a largo esa tasa de cobertura apenas llegaba al 60%. Los tramos se han repartido así:
- La deuda a tres y seis meses suma 43.000 millones de euros, un 20% del total del volumen emitido por España
- La financiación a 18 meses también se disparó un 9,6% hasta alcanzar el importe de 16.089 millones
- Por el contrario, la emisión a plazos más largos ha sido “testimonial”, afirma el Banco de España, que cifra en 6.359 la deuda a quince años y en 1.271 la deuda a treinta.
El Banco de España concluye: “en conjunto la cartera del Estado ha reducido su vida residual desde 6,5 años en 2011 a 6,0 años en 2012”.
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El significado de las cifras resulta evidente: los inversores dan por despejado el corto y medio plazo de la economía española y han descartado ya la intervención o la salida del euro inmediata. Sin embargo, la sostenibilidad de las cifras españolas en el próximo lustro preocupan hasta el punto de que los intereses que sigue siendo poco rentable pedir financiación más allá de 2018, concluyen los expertos consultados.
Los bancos compran deuda al Gobierno pero nadie compra deuda a los bancos
El análisis del Banco de España refleja también que el mercado primario (el que sirve para que los bancos compren directamente a Gobiernos) sigue activo pero que el mercado secundario (en el que los pequeños clientes minoristas compran esa deuda de los Gobiernos a los bancos o la negocian entre sí) ha perdido un tercio de su negociación, un desplome del 29,3% que el regulador describe como una “considerable caída”. Dicho de otra forma, son los grandes bancos nacionales los que están financiando al Ejecutivo y sólo ellos.
El salto es de tal calibre que los bancos extranjeros han reducido un 6% su exposición a la deuda española, un movimiento contrario al que han hecho los españoles: mientras en 2011 los bancos nacionales eran tenedores de menos del 17% de la deuda del Estado, a cierre de 2012 ese porcentaje se había duplicado hasta rozar el 36,1%.
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Las cifras finales de deuda española son monstruosas: el saldo que España adeuda sumaba a cierre de año 641.460 millones de euros, un 10,5% más que el año anterior. Pese a que en 2012 vencían 151.000 millones de euros que debían ser amortizados en esa fecha, la mayoría de esa carga se renegoció para obtener más plazos de repago y se solicitaron préstamos nuevos por valor de 60.944 millones más hasta cerrar el año con 212.854 millones de euros de deuda nueva.
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