La Nochevieja sirve para hacer promesas de cara al nuevo año y realizar un breve análisis de lo ocurrido en los últimos 365 días. Un ejercicio de reflexión que también hacen las empresas. En el caso de DIA, el gran protagonista del año, la conclusión parece bastante simple: hacer borrón y cuenta nueva con lo vivido en 2018. Aunque los primeros meses de 2019 prometan emociones fuertes, la sensación es que ‘peor imposible’.
Lo vivido por la tercer cadena de supermercados más importante de España en este último año era difícil de anticipar. DIA arrancaba el año controlando un 7,7% del mercado español, tras Carrefour y Mercadona, y una buena presencia en Portugal, Brasil y Argentina. También contaba con su negocio en China, aunque la compañía ya trabajaba para salir de este país.
2018 le traía oportunidades en la venta online en su principal mercado. Mientras Mercadona trabajaba a contratiempo en renovar su antigua web, DIA contaba con una alianza con Amazon en Madrid y Barcelona. Sin duda, una ventaja competitiva para cuando el mercado de la alimentación online empezase a fluir y, sobre todo, este acuerdo alimentaba le situaba como candidato número uno a ser objetivo de Amazon en su aterrizaje físico en Europa.
Sus acciones se situaban en el inicio de 2018 se situaban en 4,89 euros, una capitalización de más de 3.000 millones
Un rumor que era muy favorable en Bolsa. Sus acciones se situaban en el inicio de 2018 se situaban en 4,89 euros, una capitalización de más de 3.000 millones, tras haber vivido una segunda mitad de 2017 muy complicada, donde tuvo que revisar a la baja sus previsiones de beneficio (profit warning) en sus resultados del tercer trimestre, principalmente, por el efecto divisa en Latinoamérica y la mayor competencia en España.
“DIA sufría en Bolsa al igual que el resto de las cotizadas de gran consumo y sufre factores externos en varios mercados”, tranquilizaban los analistas por entonces. Un escenario que justificaba el ataque de los inversores bajistas, aquellos que apuestan por la caída de la acción, y que controlaban el 20% de la compañía.
Bienvenido Mr. Fridman
Pero 2018 arrancaba con más motivos para la esperanza en DIA. En el verano de 2017, el fondo de inversión LetterOne, perteneciente al magnate ruso Mikhail Fridman, había comprado un 10% de la compañía. Un porcentaje que le convertía en el máximo accionista de la cadena, ya que hasta entonces cerca del 95% de la compañía cotizando libremente en Bolsa.
Las esperanzas sobre LetterOne era muy elevadas. El fondo contaba con capital suficiente para seguir aumentando su participación en la compañía, en 2017 había comprado la británica Holland & Barret por 2.000 millones, y contaban con expertos del sector llegados de Lidl o el gigante ruso X5 que podían asesorar a la compañía.
Los rumores de una posible compra de LetterOne de DIA aumentaron cuando la compañía anunció que el fondo de Fridman incrementaba su accionariado hasta el 25% el 23 de enero de 2018. El primer ‘regalo’ del año. El segundo llegó en febrero con la ampliación en Valencia de su acuerdo con Amazon y el tercero con un acuerdo de financiación al consumo con Caixabank.
"Primer año que no cumplimos objetivos"
Varias noticias positivas en menos de dos meses para la compañía. Aunque la cotización parecía no decir lo mismo. Las acciones perdían los 4 euros a pocos días de que la compañía presentase sus resultados de 2017. Y el ‘profit warning’ de 2017 se hizo efectivo.
“2017 ha sido el primer año en que no hemos alcanzado nuestros objetivos desde que salimos a Bolsa en 2011. Los resultados han estado por debajo de la previsión que dimos en octubre debido a que la inversión en precio ha sido mayor de la que inicialmente estimábamos”, informaba al mercado Ricardo Currás, consejero delegado, por entonces, de DIA.
Pese a la debilidad de sus resultados, Currás mantenía su hoja de ruta de remodelar tiendas e implementar sus nuevas enseñas como Dia&Go. Por otro lado, el CEO de DIA anunció en esos resultados que dos ‘hombres de Fridman’ entrarían en el consejo, Stephan DuCharme y Karl-Heinz Holland.
Los malos resultados se unían a las malas noticias que llegaban desde Argentina. Su divisa cada vez eran más débiles frente al euro y DIA iba a sufrir un impacto en sus cuentas a la hora de repatriar sus ingresos en estos países. En marzo, las acciones de la compañía ya habían perdido un 20% de su valor.
"Una tormenta perfecta"
Las analistas calificaban la situación de DIA en abril como “una tormenta perfecta”. Esta tormenta se componía de los golpes del efecto divisa en dos mercados, Brasil y Argentina, y aumento significativo de la competencia en España, y también Portugal, con el avance de los conocidos como ‘hard discounters’, Lidl y Aldi.
Entre todo este negativismo, DIA anunciaba la venta de su negocio en China y la ruptura de su acuerdo con Eroski. Dos noticias que, tal y comenzaba a estar el patio en abril, pasaron desapercibidas. Ese mismo mes, la junta de accionistas aprobó la entrada de los hombres de Fridman y Ana María Llopis, presidenta de DIA, anunciaba que en 31 de diciembre abandonaría la empresa.
En el mes de mayo llegaron sus resultados del primer trimestre de 2018. Y la caída del beneficio fue del 74%. Los problemas en Brasil y Argentina eran el principal motivo, aunque en sus otros dos mercados, España y Portugal, tampoco traían noticias positivas. DIA ya acaparaba todas las miradas del sector y de los inversores.
Con el ruido, el ex de Caixabank, Juan María Nin, abandona el consejo de DIA por “motivos personales” en el mes de julio. El 13 de julio, mientras las acciones perdían un 50% de su valor en 2018, DIA reparte 110 millones de euros en forma de dividendo entre sus accionistas, un 50% de sus beneficios de 2017.
Ricardo Currás afirmaba que la compañía iba a presentar su plan estratégico en el mes de octubre
La fiesta seguía con sus resultados del segundo trimestre. El beneficio de la compañía caía un 88% en comparación con el mismo período de 2017, pero las acciones subían un 10% en esa jornada. Ricardo Currás afirmaba que la compañía iba a presentar su plan estratégico en el mes de octubre y que los primeros datos del tercer trimestre estaban siendo positivos. Un forma de contentar a los inversores antes de irse de vacaciones.
Y, antes de que terminara el período estival, DIA lanzaba otra ‘bomba’. La compañía anunciaba el despido de Ricardo Currás como consejero delegado y, en su lugar el elegido era Antonio Coto, hasta entonces responsable de DIA Brasil. Una noticia que vaticinaba emociones fuertes.
Otro 'profit warning'
En octubre, las empresa acumulaba una caída en Bolsa de más del 55% y su cuota de mercado había caído del 7,8% al 7,4%, según los registros de Kantar Worldpanel. Pero, el 15 de octubre, las alarmas dan paso a la crisis. La compañía anuncia la dimisión de Ana Llopis del consejo, la revisión de sus cuentas de 2017 y la rebaja de sus previsiones de beneficio para 2017 (profit warning).
Las acciones de DIA pierden sólo en esa jornada un 47% de su valor. Además, el comunicado anuncia que Stephan Ducharme será el presidente interino del consejo y, en sustitución de Llopis, Sergio Dias, otro ‘hombre de Fridman, entra en el consejo.
Dos días después de este terremoto, la compañía anuncia una renovación de varios cargos de su cúpula directiva y reconoce que, tras el terremoto del 15 de octubre, Amando Sánchez, director corporativo de Dia, ha sido suspendido de empleo y sueldo. Por su parte, LetterOne aumentaba su participación hasta el 29% de la compañía.
Sin beneficio en el 3º trimestre
Y, con esta tormenta, DIA presentaba sus resultados del tercer trimestre, donde también sorprende al mercado. En este caso, la compañía decidía no hacer público su beneficio acogiéndose a su proceso de revisión y análisis de la cuentas de 2017. No obstante, sus ventas confirmaban la inercia de la compañía en el año y Antonio Coto anunciaba que tenían la intención de vender sus enseñas de Max Descuento y las perfumerías Clarel.
Llegó diciembre y, por supuesto, ni rastro del plan estratégico que había prometido el exCEO, Ricardo Currás, para octubre. Las acciones de DIA valían menos de un euro y la caída en 11 meses era de cerca del 85% y los analistas daban por descontado que saldría del Ibex 35, algo que sucedió poco días después.
Mientras DIA intentaba animar el asunto con nuevas caras. Enrique Weickert, ex de OHL, era el elegido para el puesto de director financiero, al ex CEO de Lidl en Alemania, Marin Dokozic, para Brasil e Iván Martín, antiguo directivo de El Corte Inglés, era nombrado director de operaciones.
Pero, esa misma noche del 4 de diciembre, Stephan Ducharme anunciaba su dimisión del consejo de DIA. El hombre fuerte y presidente interino abandonaba la mesa de la cadena para “ayudarla desde fuera”. Una semana después la compañía anuncia su intención de ampliar capital por 600 millones de euros y las continuas informaciones sobre la necesidad financiera de DIA no cesan.
Unos días después, los otros dos hombres de Fridman abandonan también el consejo. La disputa entre el máximo accionista y el resto del consejo es palpable en una carta que consigue hacerse pública. LetterOne, a través de Ducharme, pide renovar el consejo, el equipo directivo, negociar con los bancos y realizar un plan estratégico serio, ya que las medidas que están adoptando son “parches” a una situación crítica.
Una inocentada final
Pero, cuando parece que va a terminar 2018 y no va a pasar nada más, la empresa lanza la bomba final. El 28 de diciembre, conocido en España como el día de los inocentes, DIA anuncia que está muy cerca de cerrar una refinanciación con los bancos, que tiene cerca de 300 millones de deterioro (por eso no presento sus beneficios en octubre), que terminará 2018 con patrimonio neto negativo y que despide a Antonio Coto como consejero delegado tras cuatro meses en el cargo.
Como consecuencia, Borja de la Cierva Álvarez se convierte en el nuevo CEO de la cadena de supermercados. Este ex de Inditex y El Corte Inglés será el encargado de liderar a la cadena de supermercados. Junto a él estará Jaime García Legaz, expresidente de Aena, que suena con fuerza para tomar el relevo de Ana Llopis en 2019.
Mientras, el mercado espera una respuesta de LetterOne. Las decisiones que ha adoptado el consejo no son de su gusto y su dinero está en juego, ya que sus acciones han perdido un 94% de valor en este año. Lo que parece evidente es que la pesadilla de DIA no acaba en 2018, aunque su deseo es que 2019 le traiga cuando antes noticias positivas.
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