La crisis con Rusia mostró al mundo que Europa había olvidado el negocio del refino para depender de los ‘baratos’ carburantes de origen ruso. Lo sucedido con el diésel es un claro reflejo de ello. Europa se mueve comprando una cuarta parte del diésel que consume Rusia, lo que ha provocado que este año llenar un depósito de gasóleo supere con creces a llenar un depósito similar de gasolina 95. Una brecha que se ha cerrado en el arranque de 2023, aunque no por mucho tiempo.
El último dato que ofrece el Boletín Petrolero de la Comisión Europea del pasado 6 de febrero refleja un precio del litro del diésel en 1,68 euros frente al 1,66 de la gasolina 95. Dos céntimos que están muy alejados de los 20 céntimos que les diferenciaba en el pasado mes de noviembre. Desde el sector petrolero español señalan que la reducción de la diferencia ha llegado gracias a la buena actividad de refino, a una bajada de la demanda y que los diferentes países han realizado un buen trabajo de almacenamiento para afrontar la falta de suministro ruso.
Según los datos que ofrece S&P Global Commodities, el diésel ruso representa ahora el 27% del total de 1,69 millones de barriles al día de importaciones de Europa en el período. Aunque sigue siendo alta, la dependencia de Europa del diesel ruso casi se ha reducido a la mitad desde los niveles anteriores a la guerra, cuando la región obtenía el 46% de sus importaciones de diésel de Rusia.
El problema llega ahora. La prohibición de la Unión Europea de importar de productos refinados de Rusia ha entrado en vigor esta semana, concretamente el pasado 5 de febrero. Europa se enfrenta al gran desafío de obtener diésel alternativo. España es uno de los países que mejor puede capear la situación, ya que ha incrementado un 16% su capacidad de refino desde 2009 tras una inversión de las empresas de 7.000 millones en esta industria.
Desde el mercado esperan que empresas como Repsol, con cinco refinerías en España, puedan beneficiarse de esta coyuntura. “Repsol está orientada al diésel, por lo que esperamos que aproveche las nuevas disrupciones del mercado”, explican los analistas de Bestinver Securities. Pero España no se podrá librar del estrés del mercado internacional, principalmente del diésel.
Estados Unidos ofrece diésel
La búsqueda de alternativas a Rusia ha beneficiado a otros proveedores. Desde la invasión rusa de Ucrania, las refinerías de Estados Unidos se han convertido en la mayor fuente de diésel alternativo en Europa, según mostraron los datos petroleros que apunta S&P. Los envíos de diésel con origen estadounidense se han situado en cifras récord de 237.000 barriles diarios en la primera quincena de enero, frente a los 34 000 barriles de principios de 2022.
Arabia Saudita y los Emiratos Árabes también han acudido al rescate de Europa para colaborar con la falta suministro. Los flujos de diésel de China y Malasia aumentaron considerablemente desde los niveles de diciembre a un total combinado de 77.000 barriles al día, mientras que las exportaciones de diésel de India a Europa se ubicaron en 105.000 barriles por debajo de los 230.000 del mes pasado.
India es uno de los proveedores alternativos de derivados de petróleo a Europa que han aumentado la compra de petróleo ruso. Porque Rusia también ha tenido que encontrar nuevos socios tras la pérdida de mercados de la Unión Europea y el G7.
Crédito y Caución estima una caída del 12% de la producción rusa en 2023. “Cortar las exportaciones es arriesgado para Rusia. Los precios subirían temporalmente, pero dado que es improbable que la guerra en Ucrania termine pronto, prevemos que los mercados mundiales se reequilibrarán a expensas de la cuota de Rusia en la producción mundial. También podría perder influencia en la OPEP", explica la economista de Atradius, Dana Bodnar.
Unas incertidumbres que los expertos esperan a ver la evolución en los próximos meses para ver si se cumplen las estimaciones. De momento, sin compras de diésel ruso y mientras los proveedores alternativos no puedan completar todo el suministro de que se prescinde, el diésel se entrega a una bajada del consumo y a la duración del almacenamiento para no volver a abrir brecha con la gasolina.
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