Las expectativas generadas por el Gobierno sobre la evolución económica de España se quedarán lejos de la realidad. Los problemas de inflación y suministros, el lento despegue de los fondos europeos y ahora la variante ómicron han frenado la recuperación en la última etapa del año. Aun así, el Ministerio de Asuntos Económicos que dirige Nadia Calviño se resiste a revisar sus previsiones de crecimiento del PIB, situadas en abril en el 6,5% para 2021 y en el 7% para 2022. Los economistas, que de momento no esperan que crezca más del 5% este año ni del 6% el próximo, reprueban esta decisión.
Mercedes Pizarro, directora de Economía del Círculo de Empresarios, asegura que desde el inicio las previsiones incluidas en los Presupuestos Generales del Estado para 2022 "no se ajustaban a la realidad y los hechos desde entonces poco ayudan a despejar incertidumbre y minimizar los riesgos para consolidar la recuperación". Siguen azotando los cuellos de botella y el alza de precios, que amenazan con una pérdida de competitividad de las empresas; el repunte de la pandemia en Europa, que ralentizará el dinamismo económico; y la lenta ejecución de los fondos europeos, que está retrasando su efecto multiplicador. Por eso, en opinión de Pizarro, "sería conveniente que el Gobierno revisara sus previsiones, por el impacto que tienen sobre las cuentas públicas y las expectativas".
Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE) también cree que "la previsión oficial del Gobierno de crecimiento de un 7% para el 2022 está claramente desfasada. Se hizo antes del verano y desde entonces las expectativas no han ido a mejor, sino todo lo contrario". "El principal inconveniente de mantener en el tiempo una previsión altamente improbable es que puede afectar a la credibilidad y eficacia de tu propia política económica como consecuencia ineludible del error del diagnóstico de partida. En este contexto, los PGE para el 2022 se diseñaron para un contexto en el que ya se había superado la crisis y ahora parece que por lo menos hasta el 2023 no habremos recuperado el PIB previo a la pandemia", añade.
Ahora corresponde darnos un baño de realidad, independientemente de lo que estaba previsto con anterioridad", señala Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas de España
Igualmente, Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas de España (CGE), comenta que si bien "en el momento en que se hicieron las previsiones no éramos todavía conscientes" de los cuellos de botella y la inflación, que se han acelerado en la segunda mitad del año, "ahora corresponde darnos un baño de realidad, independientemente de lo que estaba previsto con anterioridad".
Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research, apunta que en 2022 es todavía posible alcanzar un crecimiento del 7% por la menor base de comparación respecto a 2021, puesto que el alza del PIB este año no será del 6,5% como se planteaba. En todo caso, "distintos factores lo hacen menos probable", como el incremento de los contagios y las medidas de distanciamiento social que se están tomando en toda la UE, el aumento en el precio de la electricidad y el retraso en la ejecución de los fondos NGEU. Sobre este último asunto, los fondos europeos, Cardoso cree que "una velocidad de crucero (20.000 millones al año o 10.000 millones cada seis meses) está todavía lejos". "Esperamos que se logre durante la segunda mitad de 2022, pero podría retrasarse incluso en 2023", apunta.
Una tercera parte de los fondos UE
De momento, Gregorio Izquierdo señala que "en 2021 se estima que finalmente se han ejecutado de un orden de 10.000 millones frente a los 30.000 millones que se contemplaban". Además, "el tirón fuerte ha sido en la última parte del año, por lo que no ha dado tiempo a que se produzcan la totalidad de sus efectos multiplicadores indirectos e inducidos". La inversión de esos 30.000 millones podría suponer un estímulo adicional sobre la economía cercana a dos puntos de PIB. No obstante, el director del IEE apunta que "lo más relevante no son sus efectos dinamizadores transitorios sobre la actividad, sino sus impactos permanentes sobre el PIB potencial de nuestra economía, que según el Gobierno podría alcanzar el 1,5% el próximo año con una subida de casi medio punto en relación a este año".
Desde el CGE y el Círculo de Empresarios sitúan el origen del problema en la transferencia de estos fondos a las comunidades autónomas. "El Gobierno ha hecho un intento para acelerar su tramitación, pero la cesión de las ayudas a las CCAA ha ralentizado el proceso. Posiblemente, el compromiso debiera haber sido a cuatro años y no a tres", apunta Pich. "Es importante una buena selección de proyectos y una ejecución eficiente con colaboración público-privada, rigor técnico, evaluación, transparencia y buena coordinación entre todos los niveles de la Administración", señala Pizarro.
Los economistas reclaman reformas estructurales que permitan mejorar la productividad y competitividad
Gonzalo de Cadenas-Santiago, director ejecutivo de MAPFRE Economics, se muestra optimista y opina que aunque "tradicionalmente España emplea menos de la mitad de los fondos que se le asignan, en esta ocasión el esfuerzo por activar mecanismos para su empleo ha sido ingente y su impacto será relevante". Por tanto, "el retraso del 2021 pasará al 2022 y su efecto se empezará a notar a finales de este año", asegura. En cualquier caso, de Cardenas-Santiago señala que para impulsar la economía a corto plazo, será importante "mantener el cortafuegos entre los problemas de liquidez y solvencia que puedan surgir si la crisis se posterga", además de apostar por la inversión en capital intangible para aumentar la productividad a largo plazo.
Los economistas piden reformas
Los economistas reclaman al Gobierno que acometa reformas estructurales que permitan mejorar la productividad y competitividad de la economía española. Apuntan a la necesidad de asegurar la sostenibilidad de las finanzas públicas a medio plazo, a través de la eficiencia del gasto o de la mejora del sistema impositivo. También ponen el foco en otras cuestiones clave como el mercado de trabajo, la educación, las pensiones, la innovación o la financiación autonómica, entre otras.
"Cuando la economía empiece a funcionar como es debido, aumentará la competencia entre países, habrá que reducir la deuda y el déficit, y volverán las reglas fiscales. Para cuando eso llegue, habremos de adaptarnos a esa realidad para lo cual, previamente, habremos de tomar medidas", apunta el CGE. De momento, BBVA Research recuerda que "el siguiente año, las reglas fiscales en la UEM seguirán suspendidas", así que "podría introducirse un impulso fiscal temporal, focalizado en colectivos vulnerables para compensar el impacto negativo sobre la economía" de la inflación y los problemas de suministros.
En línea con el resto de economistas consultados por Vozpópuli, el director del Instituto de Estudios Económicos recalca que "es obligado desde ahora recuperar un clima mucho más favorable a la actividad empresarial, para favorecer la recuperación de la inversión, factor determinante de la generación de empleo y, por tanto, de la reactivación económica". "La España del futuro no será sino la resultante de las mejoras de eficiencia y competitividad alcanzadas por nuestras empresas", sentencia.
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