Se preveía este 2022 un año de recuperación en el sector de la automoción, un año en el que las ventas de los concesionarios deberían haberse acercado ya a cifras previas a la pandemia y, sobre todo, con un despegue importante de todo lo referente al coche eléctrico. Pero nada se ha cumplido y los muchos problemas que ha atravesado el sector a lo largo del año ha supuesto un inesperado retroceso que ha generado mucha preocupación de cara al próximo 2023.
Un retroceso en matriculaciones acompañado también de un récord en el precio de los coches, que han subido hasta situarse en las cifras más elevadas de siempre. Y es que en este 2022 los precios han crecido un ritmo que no se había visto en la última década, y el Índice de Precios de Consumo (IPC) se elevó hasta el máximo histórico del 10% interanual durante el último mes, en comparación con el 9,5% contabilizado el mes anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En lo referente a la variación intermensual, el crecimiento del precio en el último mes fue del 0,8%, mientras que el encarecimiento de los automóviles nuevos en lo que va de ejercicio se situó en el 9,7%.
Un encarecimiento de los coches que se achaca principalmente a la escasez de oferta de modelos provocada por la falta de componentes y por los problemas de producción. Un entorno que ha llevado a las marcas a impulsar sobre todo las ventas de los modelos más rentables y en los canales con mayor margen, lo que se está traduciendo en un récord de beneficios impensable a principios del ejercicio.
Todo ello ha llevado a que el sector de la automoción español cierre 2022 con un retroceso en las ventas pese a la tendencia de subidas que se ha dado en los últimos meses del año. El mercado nacional cerrará, en el mejor de los casos, con unas 830.000 unidades matriculadas y una caída del 3% respecto a las cifras de 2021.
Tres años de caídas
Unas cifras preocupantes que llevan al mercado de turismos y todoterrenos a su tercer cierre de año negativo en comparación con las cifras previas a la pandemia, con un descenso del 34% respecto a 2019, último ejercicio previo a la crisis del covid 19. La incertidumbre económica, marcada por la fuerte inflación y el aumento de costes energéticos y de materias primas, y la crisis de los microchips siguen han sido los principales factores que han determinado la evolución de las matriculaciones a lo largo de este año.
Los condicionantes que han marcado el ritmo del mercado de turismos y todoterrenos han afectado de diferente medida a las ventas de los vehículos comerciales ligeros e industriales. Los comerciales ligeros cerrarán en torno a las 118.000 unidades vendidas, con un notable descenso del 22%, debido principalmente a la caída de la producción y una menor cantidad de stock a la venta.
A la crisis de los microchips, situación que ha condicionado el ritmo de fabricación de automóviles desde finales de 2020, se le ha añadido este año otros factores derivados de la guerra en Ucrania y las consecuencias de la pandemia que han provocado que la producción de vehículos en España vaya a cerrar en torno a los 2,2 millones de unidades en 2022, con un ligero incremento respecto a 2021.
La mejoría de los últimos meses, donde hasta octubre se acumula un crecimiento del 2,8%, y a pesar de los numerosos cortes de producción sufridos en el último trimestre, han hecho mejorar los datos anuales.
No obstante, la escasez de ciertos componentes esenciales para la fabricación de vehículos, como cables, aluminio, níquel o paladio, procedentes de Ucrania y Rusia, junto con el aumento de los costes energéticos han afectado al ritmo de fabricación de las plantas españolas.
Mejoras insuficientes en el coche eléctrico
En cuanto al mercado de turismos electrificados, España se sigue alejando del ritmo necesario para cumplir los objetivos de reducción de emisiones establecidos en el PNIEC, un plan que parecía razonable pero que se ha ido demostrando a lo largo de este 2022 de ser casi inalcanzable con las cifras que se manejan.
Para 2022, el mercado nacional alcanzará un total aproximado de 80.000 unidades de turismos electrificados (eléctricos puros e híbridos enchufables) un 20% más que el año anterior, pero una cifra que no alcanza el hito de 120.000 unidades marcadas para este año y que solamente representa una de cada diez ventas del mercado total, abriendo aún más la brecha con el entorno europeo en que la media de electrificados se sitúa en el 20% de las ventas totales.
De igual modo, tal y como destaca el barómetro de electromovilidad de Anfac, España dispone de 16.565 puntos de recarga de acceso público, muy lejos de los 45.000 necesarios para este año y lograr abastecer al parque de cinco millones de vehículos electrificados marcado por el Gobierno en el PNIEC para 2030.
Y es que como señalan desde la principal patronal del sector en España, las consecuencias económicas de la pandemia y las derivadas del conflicto en Ucrania han marcado el ritmo de mercado y producción de un sector ya afectado por la crisis de los microchips. Unos resultados que siguen situando a España por debajo de los registros prepandémicos y lejos de las cifras que tendríamos que estar alcanzando, con cerca de 1,2 millones de turismos.
Y es que mantener el ritmo actual de mercado y de producción supone un importante riesgo para la industria ya que podría ocasionar la destrucción de empleo y la pérdida de competitividad. Se necesitan establecer unas políticas industriales más eficientes y un paquete de medidas con carácter urgente en materia de mejora de los planes de ayuda a la renovación del parque, aceleración del desarrollo de infraestructuras de recarga y reforma fiscal que sirvan para impulsar la entrada del vehículo electrificado pero también para estimular el mercado.
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