Todos los partidos políticos se han subido al carro de prometer bajadas de impuestos (cada uno a unos), ya que lo consideran necesario para facilitar la actividad a las empresas y con ello crear empleo o bien para reducir la desigualdad y favorecer a los que menos tienen. Aunque las razones son distintas, cualquier bajada de impuestos -afecte a quien afecte- implica una menor recaudación para las arcas del Estado y, dado que ningún partido anuncia un recorte de los gastos de suficiente calado, redundará en que el déficit no bajará como debería.
El año 2019 será el duodécimo que encadena España en situación de déficit (sólo ha tenido superávit durante los ejercicios del boom inmobiliario, de 2004 a 2007) aunque probablemente conseguirá abandonar su puesto como el peor país de Europa en cuanto a la consolidación fiscal de sus cuentas.
Después de abandonar el año pasado el procedimiento de déficit excesivo de Bruselas, al cerrar con un déficit público del 2,63% (que significa que gastó casi 32.000 millones más de los que ingresó), ha conseguido volver a estar por debajo del límite del 3% que permite a los estados miembro de la Unión Europea entrar en el brazo preventivo de Bruselas.
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Este logro ha llevado a los partidos a quitarle importancia al desfase de las cuentas. El Gobierno estima que el déficit cerrará en el 2%, pero otras instituciones como el Banco de España o el Fondo Monetario Internacional son menos optimistas y apuntan a cifras del 2,5% y 2,3%, respectivamente. Si estos pronósticos se cumplen significará que el esfuerzo de este año es de apenas unas décimas.
El ajuste pasa a segundo plano
La reducción del déficit y la austeridad no está en la primera línea de los discursos electorales, que en esta ocasión se han centrado más en cuestiones como las pensiones, el salario mínimo interprofesional, y la política fiscal. Sólo el PP y el PSOE hacen menciones explícitas al déficit en sus programas, pero no detallen con qué medidas pretenden reducirlo.
El Partido Popular señala en su programa que "frente a la manirrota política de despilfarro", en alusión al Gobierno de Pedro Sánchez, su partido se "comprometerá a cumplir la senda de déficit".
"Cumplir los compromisos que se derivan del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Zona Euro y ajustarse a la regla de gasto en todas las Administraciones Públicas será un principio prioritario de nuestra política
económica y presupuestaria", señala, aunque no indica cómo se conseguirá cumplir con ese compromiso.
El PSOE también incluye una única mención, pero tampoco detalla los métodos: "Compromiso con una política económica marcadamente europeísta, que favorezca un crecimiento económico robusto y la creación de empleo de calidad, que reduzca las desigualdades y fortalezca la cohesión social, y que impulse la sostenibilidad medioambiental y la necesaria transición ecológica. Todo ello debe ser compatible con la consolidación fiscal, la reducción del déficit y la deuda pública, y la sostenibilidad de las cuentas en el medio plazo". El resto de partidos no hace menciones a este asunto.
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