“No tenemos más electricistas y hemos tenido que rechazar grandes proyectos por ello”, comenta a Vozpópuli una gran empresa de servicios de ingeniería en el sector eléctrico. La tendencia es generalizada. La ingente cantidad de proyectos vinculados con la electrificación de la economía se están parando por la falta de profesionales. España busca con urgencia electricistas para convertir su sueño de ser la pila ‘verde’ de Europa en realidad.
El problema es que entre 2012 y 2022 hay un 6% menos de trabajadores especializados en electricidad y electrotecnología, de 346.200 a 325.500 personas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y la demanda de estos profesionales se ha disparado por la parte industrial. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) calcula que el número total de personas empleadas aumentará al año en 522.000 personas hasta 2030 para cumplir con su hoja de ruta energética.
Sólo en la parte industrial, que afecta a este tipo de profesionales, la cifra aumentará en 71.000 electricistas al año. Es decir, necesita dar la vuelta a la tendencia y que el sector crezca un 22%. “Actualmente, nos encontramos en una situación compleja, donde las empresas instaladoras, por un lado, no están teniendo un relevo generacional y, por otro, no están llegando nuevos técnicos cualificados al sector”, explica Inmaculada Peiró, directora General de Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía (Agremia).
Electricista, otra FP repudiada
Una tendencia que se enmarca dentro de la necesidad que existe de población formada en Formación Profesional (FP). La falta de profesionales cualificados con titulación de FP que den respuesta a las demandas del mercado se vislumbra como un problema persistente durante los próximos años, según pone de manifiesto el último informe anual de la FP, elaborado a través del Observatorio de la FP por CaixaBank Dualiza. El estudio cifra en 92.500 las oportunidades de empleo para FP que quedarán no cubiertas hasta el año 2030, teniendo en cuenta el empleo que se generará, así como las personas que se titulan.
Actualmente nos encontramos en una situación compleja, donde las empresas instaladoras, por un lado, no están teniendo un relevo generacional y, por otro, no están llegando nuevos técnicos cualificados al sectorInmaculada Peiró (Agremia)
El sector vive con “preocupación” esta falta de electricistas. “Estamos llevando a cabo diversas acciones, siempre en la medida de nuestras posibilidades, tales como la difusión de las posibilidades de empleabilidad que ofrece el sector entre nuestros jóvenes o la realización de acciones formativas dirigidas a cualificar al mayor número posible de ellos, o a reconvertir a personas desempleadas que proceden de otros sectores”, añade Inmaculada Peiró.
El sueldo no es atractivo
Como añade algún profesional del sector a este medio, esta escasez de profesionales no está disparando los salarios del sector y resta atractivo entre la población. Según el buscador de salarios Talent.com, el salario electricista promedio en España es de 20.868 euros al año, 1.739 euros al mes o 10,70 euros por hora. Una cifra que está por debajo del salario medio en España de 2.363 euros al mes. Los cargos de electricista de nivel inicial comienzan con un ingreso de 18.405 euros al año, mientras que profesionales más experimentados perciben hasta 25.682 euros al año. No obstante, un electricista industrial tiene un sueldo medio de 1.954 euros frente a los 1.750 euros de un electricista doméstico, según Talent.com.
“A la Administración Pública le proponemos que no imponga trabas a la contratación, articulando modalidades contractuales que faciliten el acceso a jóvenes aprendices al sector, que apoye estas contrataciones con bonificaciones en las cuotas sociales o mediante otro tipo de ayudas y que no regule donde no sea necesario simplificando la burocracia asociada a la puesta en marcha o a la gestión de los negocios”, reclama la directora General de Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía.
Aviso internacional
En 2012, la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA, en sus siglas en inglés) ya informaba de que la consecución de los compromisos en materia de energías renovables demandaría profesionales cualificados en toda la cadena de valor, e identificaba la necesidad de incrementar y mejorar la formación de profesionales en renovables como uno de los principales retos del sector.
Los efectos de la escasez y la deficiente formación de los profesionales se traducen en una ralentización del mismo, pérdidas económicas en los proyectos y empeoramiento de la reputación para las tecnologías afectadas, recordaba el organismo internacional. Un aviso que, 10 años después, ha pasado a ser un gran riesgo para España.
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