El incremento del tráfico espacial es un problema cada vez más grande, tanto por los satélites que se ponen en órbita como por la basura espacial que gira alrededor de la tierra.
Una de las empresas que más está aumentado su presencia en el espacio es Starlink. Fundada por el emprendedor y hombre más rico del mundo, Elon Musk, solo en 2023 puso en órbita 98 satélites. En total, ese año se lanzaron al espacio 223 unidades. Esto supone que el 44% de los satélites enviados corren a cargo de esta corporación.
Esto ha supuesto un incremento exponencial de la posibilidad de sufrir accidentes, porque se añade otra pieza al dominó de los riesgos, ya que las colisiones provocan la ruptura de los satélites y los trozos se convierten en más basura espacial que vara a la deriva.
Los satélites cuentan con combustible para moverse, y en el caso de que el riesgo de impacto sea significativo, se moverán unos metros hacia el norte, sur, este u oeste para sortear la amenaza. Una vez pasada la misma, se vuelven a activar los motores para volver a poner el satélite en órbita
Por este motivo, son cada vez más las empresas que se plantean el uso de sistemas inteligentes que permiten modificar la trayectoria de los satélites para evitar impactos. Es el caso de Sateliot, empresa española dedicada a ofrecer servicios de comunicaciones de internet de las cosas (IoT) a través de nanosatélites (aquí te explicamos cómo funcionan).
Así, Sateliot ha integrado sistemas avanzados de dinámica de vuelo para una gestión más eficiente de cada satélite. Se trata de capacidades de propulsión apoyadas en los sistemas de otra empresa española, GMV.
El sistema antocolisiones de Sateliot
El sistema de Sateliot, como decimos desarrollado en colaboración con GMV, funciona dirigiendo los satélites allí donde se desee en base a la trayectoria de otros satélites o de basura espacial y su probabilidad de provocar una colisión. Sería algo así como el manejo de un dron, pero llevado este ejemplo al mundo de los satélites.
La plataforma tiene en todo momento monitorizada la órbita de los mismos a través de receptores Galileo. Esto se pone en comunión con los sistemas de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, organismo que tiene registrados todos los objetos que se encuentran en el espacio y su ubicación en cada momento.
La solución tecnológica se apoya en un sistema de alarmas que avisa cuando hay acercamiento entre satélites o de estos con basura espacial. Ahí es donde entra en juego GMV, que es quien hace la previsión del posible impacto mediante algoritmos, arrojando una serie de probabilidades de que el evento suceda. Esta previsión y el aviso se producen días antes del posible impacto.
Desde Sateliot, Marco Guadalupi, fundador de la compañía y responsable de tecnología de la misma, explica que "si las empresas del mundo satelital apuestan por la instalación de este tipo de sistemas el riesgo de impacto y, por tanto, de generar más basura espacial se reducirá considerablemente".
Estos satélites cuentan con un motor y combustible para moverse. En el caso de que el riesgo de impacto sea significativo se moverán unos metros hacia el norte, sur, este u oeste para sortear la amenaza. Una vez pasada la misma, se vuelven a activar los motores para volver a poner al satélite en la órbita correcta.
Hay que subrayar que antes de ejecutar la maniobra, siempre en el caso de que el objeto sea un satélite y no basura espacial, se tratra de establecer comunicación con el mismo para avisar de la ejecución del movimiento y tener en la medida de lo posible controlada la situación.
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