Los datos de empleo desestacionalizados que elabora el INE revelan que la economía española no se ha recuperado en ningún momento de los últimos cinco años, ni siquiera allá por el segundo trimestre de 2011, cuando el Gobierno Zapatero vendió los brotes verdes y ofreció el mejor dato de ocupación en la historia de esta crisis.
Nada de W o V, la figura que dibuja la economía española en términos de empleo es una triste L. Una vez se sustrae de la estadística el componente estacional -esto es la creación de empleo que se debe a la época del año-, el mercado laboral español no ha sido capaz de generar puestos de trabajo en ningún punto de las series desde el 2008 y encadena así la friolera de 21 trimestres consecutivos, todo un lustro en blanco frente a los tres años sin empleo que se padecieron entre 1991 y 1994.
Pese a que en la última Encuesta de Población Activa la ocupación subió en 149.000 personas, si se elimina el efecto estacional, una información que el INE sólo ha empezado a revelar desde enero de este año, entonces el empleo se redujo, de hecho, un 0,29 por ciento. Y otro tanto sucedió en el segundo trimestre de 2011, en el que desestacionalizada la EPA perdió un 0,12 por ciento de ocupados.
Es decir, el hecho de que el INE no ofreciese hasta enero los datos que suprimían los efectos del calendario permitió al Ejecutivo de Zapatero propagar la idea de unos brotes verdes. Sin embargo, tal y como desvelan los guarismos ahora desestacionalizados, desde el punto de vista del empleo seguimos inmersos en la misma crisis, eso sí, cargados con mucha más deuda.
Tales estadísticas certifican además la dificultad de la salida de la crisis y podrían augurar un otoño menos fuerte en el empleo de lo que preconiza el Gobierno de Mariano Rajoy, una idea reforzada por la alta temporalidad en la contratación y la caída de la población activa.
Dos datos positivos
Con todo, al margen de la mejoras en la prima de riesgo o en la competitividad, las estadísticas del actual repunte del empleo ofrecen dos notas positivas respecto al experimentado en 2011. Por un lado, si se compara la evolución del PIB del segundo trimestre de 2011 con la del mismo periodo de 2013, éste se elevó mucho más en 2011 con prácticamente la misma generación de empleo: mientras que hace dos años entre abril y junio se generaron 151.400 ocupados con un 0,3 por ciento de crecimiento trimestral y un 0,5 por ciento a tasas anuales; en este año se han creado 149.000 puestos de trabajo para un retroceso del PIB del -0,1 por ciento en el trimestre y una caída en los últimos doce meses del -1,7 por ciento. O lo que es lo mismo, el mercado laboral ya se ha ajustado mucho y se está comportando mejor para unos niveles de actividad peores.
Por otro lado, si además se resta el empleo público, entonces los datos de la EPA del segundo trimestre de 2011 fueron más pobres que los del segundo trimestre de 2013. Por aquel entonces, el sector privado contrató entre abril y junio a 119.700 personas al tiempo que el Estado elevó la contratación en 31.700, lo que contribuyó a disparar el gasto público y a su vez las alertas en los mercados. Por el contrario, ahora el sector privado tira un poco más y ha producido 151.600 empleos frente a los 2.600 puestos de trabajo que se han recortado en el ámbito de la Administración.
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