"Empresarios, emprendedores, profesionales… en España hemos mejorado mucho la especie". Lo afirma, convencido y en privado, un economista conocido y galardonado, optimista con la recuperación por la red de seguridad que proporciona Europa. Tuerce el gesto, sin embargo, al reflexionar sobre la "fauna" política. Ahí los síntomas de mejoría son poco evidentes. O nada en semanas como esta, a la vista del lamentable 'fuego cruzado' que han protagonizado el Ministerio de Trabajo y la patronal de las pymes, con la polémica de los empleos vacantes por medio.
Recordemos. Desde hace unos meses, patronales y sindicatos vienen advirtiendo de la creciente dificultad para encontrar mano de obra en España. Hablamos de un país con 3.022.503 parados registrados, líder del desempleo en la Eurozona según Eurostat, con una tasa que duplica la media comunitaria. La ministra del ramo, Yolanda Díaz, a la sazón vicepresidenta segunda del Gobierno, intentó cortar de raíz el debate en octubre… echando gasolina al fuego: "Que las compañías paguen más a los empleados, les ofrezcan mejores condiciones laborales y que les den más motivos para trabajar".
La polémica ha ido ganando temperatura a medida que los agentes sociales -en esto sí van unidos- aportaban nuevos datos al debate. Por ejemplo, Cepyme, tirando de la estadística del INE, habla de 109.000 puestos sin cubrir en 2021. CCOO asegura que sólo la construcción acumula 30.000 empleos vacantes, que podrían llegar a 700.000 en los próximos años si el problema se vuelve estructural. Ese es el verdadero peligro. Si algo sobra en nuestra economía son los problemas estructurales, desde el déficit (cercano al 5%) al paro juvenil (30,2%, según la última EPA).
Con su insistencia, sindicatos y empresarios lograron que Trabajo convocara una mesa de diálogo. La primera reunión, celebrada este martes, concluyó con otra declaración de guerra ministerial. El secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, volvió a la carga: "Algunas de las vacantes que se están produciendo en territorios concretos y la hostelería tienen que ver con que no se paga lo suficiente, no hay descansos, las jornadas son agotadoras y los trabajadores no pueden conciliar su vida personal y laboral".
Las declaraciones de Yolanda Díaz y su número dos huelen demasiado a ideología y muy poco a interés por diagnosticar las verdaderas razones del problema. Ese es el primer paso, indispensable, para atajar el problema. En España hay empleos vacantes -y habrá muchos más- por un cúmulo de circunstancias. El nivel salarial es uno más, está acotado a determinadas profesiones y debería llevar al Gobierno a formularse una pregunta: ¿Por qué hay empresarios que no pueden pagar más?
Demagogia sobre los empleos vacantes
En una economía plagada de pymes (representan el 66% del empleo privado), abundan poco los empresarios con aspecto de Tío Gilito. Por eso, los ataques simplistas del Ministerio de Trabajo generan tanto resquemor en las filas de la patronal. El presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, respondió al secretario de Estado con dureza el mismo día, por sus "declaraciones irresponsables"; por trasladar un "mensaje demagógico y falso", que convierte en culpables absolutos a los pequeños y medianos empresarios.
El problema de los empleos vacantes tiene raíces profundas, que engarzan con los males de nuestra economía. De entrada, los empresarios se enfrentan al eterno e insufrible papeleo. Cuerva pone un ejemplo: "Las empresas con menos recursos les cuesta mucho iniciar trámites burocráticos para buscar los trabajadores que aquí no encuentran y terminan declinando o ni siquiera se lo plantean". Esa burocracia -no lo olvidemos- es la misma que ha hecho fracasar las ayudas directas a las pymes en la pandemia y que ahora impide la correcta circulación de los millonarios fondos europeos de recuperación.
La burocracia, no obstante, es un mal menor en comparación con los lastres que imponen los marcos fiscal y laboral, la nefasta conexión entre los centros formativos y las empresas, o la despoblación imparable de una parte del territorio. Esta misma semana, la OCDE señalaba que la carga que soportan los empleadores en España no sólo está entre las más altas, sino también entre las que han experimentado un mayor incremento en 2021 (28 puntos básicos, frente a un descenso medio del 0,06 en las economías occidentales).
El informe Taxing Wages viene a actualizar los mensajes que algunos servicios de estudios plantean desde hace tiempo. El Instituto de Estudios Económicos asegura que la cuña fiscal en España ronda el 39,3%, frente al 34% de la OCDE. El IEE achaca la brecha "fundamentalmente a las elevadas cotizaciones que paga el empleador, que suponen el 23% del coste laboral total frente al 13,3% de media de la OCDE". "Esto supone un mayor coste laboral para las empresas españolas, incidiendo negativamente en su competitividad y en la generación de empleo, lo que viene a explicar las altas tasas de paro de nuestra economía", recuerda el organismo.
El peso excesivo de los impuestos y las cotizaciones elevan las dificultades para crear nuevos puestos de trabajo. También para cubrir los empleos vacantes con mejores sueldos y condiciones como gancho. La apelación recurrente del ala morada del Gobierno al recorte de los beneficios empresariales es fácilmente desmontable. Sectores como la distribución, con grandes operadores como Mercadona o El Corte Inglés, no han trasladado totalmente a los lineales el encarecimiento espectacular de los precios en origen del campo, con el objetivo de ofrecer productos competitivos y no espantar a los clientes. Se trata de una decisión estratégica compleja, que implica un importante recorte de los márgenes a corto plazo.
La España de los empleos vacantes con tres millones de parados exige, más que nunca, más soluciones estructurales y menos gobernantes enfermos de ideología
"Si los márgenes de las empresas han de recortarse, como quiere el Gobierno, muchos bienes y servicios cuya producción era antes rentable no lo será, con lo que se verán obligadas a cerrar o a despedir", advierte FreeMarket en su reciente informe titulado 'Camino a la estanflación'. "Ese efecto se producirá también si, como sucede con buena parte de las compañías, actúan en mercados competitivos en los que no cabe trasladar a precios los aumentos de costes".
La lista de hándicaps para el empresariado español es extensa. Y creciente en tiempos inciertos como el presente, con una economía que no recuperará los niveles precovid hasta 2023 y que registrará en los años posteriores crecimientos demasiado discretos del PIB. La España de los empleos vacantes con tres millones de parados exige, más que nunca, más soluciones estructurales y menos gobernantes enfermos de ideología.
Melissa
La Vogue 2.0
Grossman
Y que se puede esperar de un equipo que no ha trabajado en su vida, que ha vivido de lo público a través de sindicatos bastardos o partidos y, por supuesto, que jamas han contratado a nadie con su dinero Otón su negocio. Que hagan una empresa que paguen sus fabulosos sueldos y que nos lo cuenten.
Alexander
A Marruecos no le hace falta tener el respaldo del primo de Zumosol para chantajear a España. El problema es de la falta de dignidad nacional de los Gobiernos españoles, tanto los del PP como los del PSOE.
UnodeTantos
Para la campaña de la fresa de Huelva falta gente, son varios meses de recogida, sí, es un trabajo duro, para gente joven y/o fuerte. Pero ¡ hay mas de tres millones de parados !
Pepepelotas
Esta engaña ingenuos es una radical comunista amiga de Putin, la zarina roja. Primero hace fijos a los contratados para cuatro horas, ahora llama rácanos a los autónomos que tienen bares y restaurantes, que con la que les esta cayendo quiere que suban los salarios. Esta gente no se entera de nada y lo pagarán los trabajadores con más paro.