Casualmente, la mayoría de los pesos pesados del Ibex 35 tenían citas ineludibles en la mañana de este jueves. Por eso, muy pocos se han dejado ver por el Museo Reina Sofía de Madrid. Y eso que todos habían recibido tiempo atrás la misma invitación con matasellos de Moncloa, para acompañar a Pedro Sánchez en la presentación del Plan 2050.
Todos los hombres del presidente, con Iván Redondo a la cabeza, llevaban semanas planeando un evento de altos vuelos, de corte propagandístico. Se trataba de reanimar la imagen de un presidente acosado por la realidad sanitaria y asfixiado por el panorama económico. De ahí la importancia de colgar el 'sold out' a las puertas del auditorio; de tener cerca el aliento, el choque de codos y puños, de los 'popes' del Ibex, quienes realmente mueven los mercados y tienen poder para acortar las colas del paro.
Pero a Redondo le han fallado las cálculos, una vez más. El gurú de La Moncloa no sólo empieza a perder olfato (fue incapaz de pronosticar el triunfo arrollador de Ayuso en Madrid), sino que también ha perdido poder de convocatoria. En las informaciones publicadas sobre el Plan 2050 no hay galerías de imágenes de los invitados VIP… porque apenas había invitados VIP.
La presencia del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, de Carlos Torres (su homólogo en BBVA) y de José María Álvarez Pallete (el primer ejecutivo de Telefónica), estaban entre las pocas excepciones que confirmaban una regla: algunos grandes empresarios empiezan a dar la espalda al Gobierno. O al menos, a no dar la cara cuando los convoca el presidente.
Por el Reina Sofía, no se han dejado ver la mayoría de los empresarios que mandan, de verdad, en España. No estaba ni Pablo Isla, el presidente de la mayor compañía cotizada, Inditex; ni Juan Roig, el dueño de la empresa con la mayor plantilla (Mercadona), ni Isidro Fainé, el presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, que manda en tanto en Criteria como en Caixabank.
Tampoco han asistido otros habituales en estos foros, como Florentino Pérez, presidente de ACS (y del Real Madrid) o Antonio Brufau (presidente de Repsol). Pero la ausencia que más ha brillado -y más ha sorprendido- en Moncloa ha sido la de algunos banqueros.
A excepción de Torres y de Josep Oliu (presidente del Sabadell), los máximos directivos de la banca han dado la espantada, la mayoría alegando cuestiones de agenda. Ni José Ignacio Goirigolzarri (presidente de Caixabank), ni el CEO de esta entidad (Gonzalo Gortázar), ni Ana Botín (presidenta del Santander) se han sentado este jueves bajo los mismos techos que albergan al Guernika de Picasso. Tanto Goirigolzarri como Botín habían transmitido previamente a Moncloa su indisponibilidad.
El primero alegó que tenía una reunión imprescindible en Barcelona, mientras que la segunda aseguró que tenía comprometida su asistencia en un acto del 'Espacio Pereda' de Santander (al Reina Sofía acudió en representación del banco el consejero delegado, José Antonio Álvarez).
Casualidad o no, la decisión de atender otros menesteres se produce apenas dos semanas después de que hasta tres ministros -con la vicepresidenta Nadia Calviño a la cabeza- criticaran los despidos y los sueldos en el sector financiero.
El turismo también da la espalda al Plan 2050
También hay tiene un trasfondo comprensible la espantada de todos los empresarios del turismo, el sector que más pesa en la economía de este país. Salvo el presidente de IAG (Luis Gallego), apenas ha habido representación de los gigantes turísticos: ni Meliá, ni Riu, ni NH. Todos han alegado la estrechez de su agenda en la semana de Fitur. Pero, en privado, muchos coinciden en manifestar su pesar por la situación que sufre el sector y la incertidumbre por lo que pueda pasar en los próximos meses. Ni uno sólo puede ni quiere pensar en 2050.
La misma decisión han adoptado los presidentes de las empresas de infraestrucutras y servicios. Ni José Manuel Entrecanales (Acciona), ni Rafael del Pino (Ferrovial), ni Esther Alcocer (FCC) han aceptado la invitación.
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