A cierre del pasado mes de octubre, el número de trabajadores acogidos a Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) marcaba un nuevo mínimo al situarse en 190.718. Según el Ministerio de Trabajo, se han vuelto a activar el 94,7% de los empleos que llegaron a estar protegidos por un ERTE en la fase más aguda de la pandemia. El 24 de abril del pasado año, la cifra llegó a alcanzar, según el Gobierno, a 3.617.205 trabajadores.
El Banco de España cifró a comienzos de este año en algo más de 200.000 las empresas que han quedado muy tocadas por las crisis económica provocada por la pandemia y advirtió de que alrededor del 40% tenían dificultades para cubrir sus necesidades financieras.
Casi simultáneamente, el Parlamento Europeo publicaba un informe en el que señalaba que el 15% de las empresas europeas pueden calificarse de "zombies", y hacía hincapié en la importancia "de conseguir el equilibrio óptimo entre refinanciación y liquidación de empresas", máxime teniendo en cuenta que la situación puede empeorar a medida de que vayan finalizando las medidas de apoyo puestas en marcha por los distintos gobiernos europeos, que abarcan desde moratorias de todo tipo a garantías de préstamos con dinero público, pasando por exoneraciones tributarias.
En España se teme un estallido de las dificultades a partir de finales de este mismo año y, en el mejor de los casos, a partir de febrero del año próximo, cuando finalicen las moratorias de ejecuciones hipotecarias y procedimientos concursales, desahucios... En definitiva, cuando comience la resaca por el final de las ayudas económicas y los escudos financieros y sociales aprobados durante la crisis sanitaria.
Una de las últimas voces de alerta viene del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos. Su presidente, Fernando Santiago, está convencido de que "la mayor parte de las empresas cuyos trabajadores permanecen aún acogidos a un ERTE o han desaparecido ya o van a desaparecer, porque no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir. Es poco menos que imposible que un negocio que hoy todavía permanece inactivo, con el local cerrado, que tiene dos o tres empleados, pueda volver a reabrir si no lo ha hecho ya. No es recuperable por muy bien que vinieran las cosas".
Recuperar los niveles prepandemia
El presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, destacaba hace unos días que para recuperar los niveles previos a la pandemia hacen falta todavía cerca de 40.000 empresas y constataba que su ritmo de creación se ha ralentizado en el tercer trimestre del año por la falta de empuje de la industria y el sector servicios
Los datos difundidos por el Ministerio de Trabajo sobre el número de trabajadores que todavía permanecen bajo el paraguas de los ERTE se ha situado a 31 de octubre en 190.718. El problema es que, desde hace meses, la velocidad de vuelta al empleo se ha reducido de forma notable. Lo más preocupante de todo es que el verano, la estación que más dinamiza siempre el empleo del sector servicios en España, hace ya semanas que ha concluido.
Los gestores administrativos llevan el pulso de más de 1,5 millones de pequeñas y medianas empresas en España y conocen de primera mano los problemas que en estos momentos están padeciendo. Su presidente cree que las medidas que puso en marcha el Gobierno para atender a los trabajadores tras decretar el estado de alarma y paralizar toda actividad económica "están manteniendo artificialmente a una buena parte de ellas".
En la actualidad siguen vigentes las moratorias para la presentación de procedimientos concursales, de desahucio y ejecuciones hipotecarias. Según los casos, expiran a finales del presente año o, en el mejor de los supuestos a finales de febrero. "A partir de ahí podremos conocer la auténtica realidad de las pequeñas y medianas empresas en España. El final de estas moratorias se va a llevar por delante muchas empresas".
Y pone un ejemplo que ha confirmado con sus propios ojos: Zamora, ciudad en la que "un 60% de los negocios está cerrado, con el cartel de 'se vende' o 'se alquila'. Siempre va a haber comercios cerrados en cualquier capital, pero si en una mala época económica llegan a representar un 15% del total, cabe suponer que en momentos de bonanza se pueda reducir la cifra al 7-8%; con un 60% cerrado ¿qué mejoría económica tiene que venir para que se recupere la normalidad?".
Fondos europeos
Casi nadie confía tampoco en que los fondos europeos sirvan para paliar los problemas de las pequeñas y medianas empresas. El último barómetro de los gestores administrativos constata que las pymes no ven los fondos europeos como la solución de sus problemas financieros. Apenas un 14% de las mismas tiene intención de solicitarlos, porque un 83% considera que están pensados para las grandes empresas.
"Los fondos europeos va a ser un absoluto fracaso", asegura Fernando Santiago. La complejidad de su petición, los condicionantes, las exigencias para poder acceder a ellas, algunas como estar al corriente de pago con Hacienda y la Seguridad Social después de casi dos años de crisis sanitaria, o tan peregrinas como no tener la sede social en un paraíso fiscal, desaniman a la mayor parte de las pymes. "Otra cosa es que el Gobierno hubiera exigido que las empresas que aspiraran a los fondos europeos no tuvieran deudas tributarias o con la Seguridad Social antes de la pandemia. Habría sido más lógico y también más fácil".
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