La reforma del sistema de estiba en España ha llegado al punto que muchos estaban esperando. Este lunes se pone en marcha el calendario de huelgas diseñado por los sindicatos para manifestar su oposición al proceso liberalizador aprobado por el Gobierno hace unas semanas para cumplir al fin con una sentencia europea pendiente desde finales de 2014. Sin embargo, la reforma tampoco ha dejado contentos a los empresarios, cuya situación es tan complicada que incluso afrontan los paros hasta con cierto optimismo. "Casi lo preferimos a la situación de las últimas semanas, con unas huelgas de celo en algunos puertos que nos está matando".
Desde que comenzó la crisis de la estiba, Anesco, la patronal de los operadores portuarios que cuenta con más de 80 años de historia, ha evidenciado una profunda división que, incluso, ha estado a punto en diversas ocasiones de derivar en fractura total o en escisión. La parte más crítica, compuesta sobre todo por las empresas pequeñas y medianas, estiman que el diseño de la reforma ha puesto de manifiesto que el Gobierno se ha plegado a los deseos de los trabajadores. Se consideran traicionados por un Ejecutivo en el que han dejado de creer hace tiempo. Y se aferran, como última esperanza, al entorno europeo: al amparo de la patronal europea y sus reivindicaciones ante la Comisión Europea.
Los empresarios calculan que cumplir con las reivindicaciones de los sindicatos supondría elevar los costes laborales en el entorno de un 25%. Una circunstancia que significaría la puntilla para la competitividad de los puertos. "Ya se están desviando demasiados barcos a Tanger, a Malta, a Sines… si los costes se disparan en esta proporción, podemos ir pensando en lo peor".
Tras la aprobación del segundo Real Decreto-Ley de reforma de la estiba (después de que el Parlamento derogara el primero, que vio la luz a finales de febrero), la situación en los puertos se ha vuelto a complicar, como habitualmente cuando se inicia un proceso en el ámbito de la negociación colectiva.
Después de un mes de abril relativamente tranquilo, en el que incluso las cifras de tráfico han mostrado una leve recuperación en puertos muy castigados por esta situación, como los de Algeciras y Valencia, las presiones han vuelto a ser moneda de uso común, especialmente a los pequeños operadores.
Fomento, sin margen
"La perspectiva de una serie de días de huelga es delicada pero casi es preferible a lo que hay ahora. Llevamos muchas jornadas de huelgas de celo, con las actividades en algunos puertos reducidas hasta al 30%. Así perdemos mucho más que con un día de paro laboral".
La pasada semana, los sindicatos se presentaron en la mesa de negociación insistiendo en la ya célebre subrogación de trabajadores por parte de las empresas estibadoras pero, además, no sólo de los actuales (que serían los afectados principalmente por la desaparición progresiva de las Sagep y la posibilidad de las empresas de acudir al mercado libre para contratar), sino también a futuro. La negativa de los empresarios hizo que los representantes de los trabajadores se levantaran de la mesa.
Hace tiempo que en Anesco han perdido la fe en el Ministerio de Fomento, cuyos esfuerzos negociadores vuelven a reclamar ahora aunque han sido baldíos en el pasado. "Al final, están atados de pies y manos por el Ministerio de Hacienda, cuyo objetivo es que todo el pasivo laboral para garantizar la estabilidad en la estiba lo tengamos que asumir las empresas. Así, ni proceso liberalizador ni nada de nada".
Otra cosa es el efecto de todo esto para la economía española. Algunos estudios afirman que cada jornada de paro en los puertos puede ocasionar pérdidas de hasta 25 millones de euros. Cabe tener en cuenta que cerca de dos tercios de las importaciones llegan a través de esta vía.
Sectores como el de la automoción, que está siendo uno de los catalizadores más importantes de la recuperación económica, pueden verse seriamente afectados por una situación que, por el momento, no parece tener fácil solución. Al menos, no la ha encontrado por la vía política.
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