La constitución de sociedades mercantiles arrojó en 2012 el mejor dato de toda la crisis, unas 87.066 empresas. Esta cifra supone un incremento del 9,2 por ciento desde el suelo marcado en 2009 en las 78.204 y supone un comienzo de la inversión de la tendencia, tal y como ya se aprecia a principios de 2013 y subraya un informe de la consultora Freemarket.
En enero, se crearon 8.853 nuevas empresas, un 11,3 por ciento más que el mismo mes del año anterior y el segundo mejor dato desde que comenzó la Gran Recesión, sólo superado por las 9.316 de marzo de 2011.
Estas cifras se ven acompañadas de una elevación de los trabajadores por cuenta propia durante 2011 y 2012 en 40.500 personas, según los datos de la EPA. Es decir, ante la falta de empleo y pese a la falta de crédito, más y más personas se lanzan a emprender, aunque una parte considerable de ellos lo hagan en la economía sumergida.
El lado negativo estriba en que durante 2012 también se registró la mayor mortandad empresarial registrada en la crisis, alcanzando las 22.568 disoluciones. Unos números que según los expertos están directamente asociados con la ausencia de liquidez.
Hasta 2012 los ritmos de aumento en la destrucción de sociedades mercantiles eran bastante mayores que los de creación de empresas. Sin embargo, este enero los porcentajes de incremento de uno y otro apartado por fin se han igualado, como se observa en el gráfico adjunto abajo del INE sobre la evolución de la tasa mensual entre diciembre y enero del número de sociedades creadas y disueltas.
Algunos analistas apuntan a este hecho como un fenómeno de destrucción creativa y por lo tanto ven en semejantes estadísticas una especie de indicador adelantado de la actividad. Si se confirma esta aceleración del ritmo de constitución de pymes, éstas podrían contribuir a una tímida pero continua mejora del empleo.
El sector que más ha suprimido empresas es la construcción, algo más de una quinta parte. La alta morosidad de las Administraciones, la caída del crédito y la ausencia de demanda ha llevado a las nuevas empresas a ser menos dependientes de la Administración y del crédito y más volcadas con el sector exterior.
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