La posibilidad de que los partidos que quieren revertir las últimas reformas laborales acaben alcanzando a un acuerdo que les permita llegar a La Moncloa está generando cierta inquietud en las grandes empresas del Ibex, que están tomando algunas medidas ante el temor de que se acabe dando marcha atrás en algunos de los cambios de los últimos años.
Los asesores de estas grandes firmas están notando esta ralentización en la firma de convenios, pactos colectivos, medidas de flexibilidad interna e incluso aumento de salarios. A su parecer, las empresas están esperando a ver qué pasa con la negociación colectiva y la flexibilidad conseguida en los últimos años una vez que se resuelva la incertidumbre política de estos meses.
Las últimas reformas laborales han dado más capacidad a la empresa en la negociación colectiva y han impulsado medidas para favorecer la flexibilidad interna como alternativa a la destrucción de empleo. Estas medidas incluyen la reducción de la jornada por causas económicas, su distribución irregular, la flexibilización de la movilidad funcional y geográfica o la ultraactividad, entre otras cosas.
Dar pasos atrás en este sentido, según las firmas de abogados que aconsejan a las empresas, sería un grave error porque este tipo de medidas, aunque no crean empleo por sí mismas, sí han reducido el espacio que separaba a los trabajadores de las compañías para las que trabajan. “Se han producido grandes avances en flexibilidad laboral”, sostienen.
De hecho, los abogados laboralistas de Deloitte creen que estos avances han permitido que se produzcan menos despidos en los últimos años, aunque también reconocen que por muchos cambios que se pongan en marcha la recuperación del empleo y la creación de nuevos puestos de trabajo siempre va a depender de la situación económica. Si la situación es mala, el empleo irá mal por muchos cambios que se aprueben.
La extinción de contratos
Afirman, incluso, que las empresas no tienen muy en cuenta los cambios en las indemnizaciones por despido a la hora de crear puestos de trabajo, a pesar de que fueron uno de los puntos más polémicos de las últimas dos reformas, tanto la de José Luis Rodríguez Zapatero como la de Mariano Rajoy, y supusieron la convocatoria de varias huelgas generales.
Habrá cambios en la negociación colectiva y los contratos, pero sería peligroso dar marcha atrás en las indemnizaciones
Aun así, el socio responsable del área laboral de Deloitte, Fernando Bazán, reconoce que se pueden producir cambios en la extinción de contratos en función de quien gobierne porque las propuestas de los partidos son muy diferentes. “Ir hacia atrás sería peligroso. Sin la crisis salvaje y la mayoría absoluta no habría sido posible la última reforma”, subraya.
Sin embargo, los cambios que probablemente se darán en la negociación colectiva y la limitación de la ultraactividad --siempre que no gobierne el Partido Popular-- serán menos gravosos, puesto que la prioridad que se ha dado a los convenios de empresa con la última reforma no ha influido mucho en la firma de convenios tras su entrada en vigor, según el abogado Gustavo Arroyo.
Cambios en la contratación
Los socios de Deloitte también vaticinan cambios en los tipos de contratos y esperan que cualquier giro en este sentido sirva para reducir el grave problema de la temporalidad, que no se ha solventado a pesar de las últimas reformas. En este sentido, el abogado Guillermo Rojas asegura que solo el 10% de los nuevos contratos que se firman son indefinidos. “Algo no se está haciendo bien”, sostiene.
Deloitte cree que el contrato único que propone Ciudadanos puede ser una buena solución para frenar la temporalidad
De hecho, Deloitte cree que hay avanzar en esta materia y considera una buena opción el contrato único que propone Ciudadanos, con una indemnización creciente en función de la antigüedad. Además, apuesta por calificar, delimitar y concretar las causas del contrato temporal para restringir considerablemente su uso y recuperar el contrato de lanzamiento de nueva actividad, que funcionó muy bien en los años ochenta.
Asimismo, se inclina por mantener la prioridad de los convenios de empresa, eliminar algunos límites impuestos a este tipo de convenios, clarificar las incógnitas de la ultraactividad y dar más libertad a las empresas que no tienen representantes de los trabajadores. Y reclama que en la próxima legislatura se use menos el real decreto y se piense en las pymes porque la regulación laboral ha sido pensada para la gran empresa.
Finalmente, destaca la importancia de regular a los grupos de empresas, los contratos de alta dirección, el uso de la tecnología en el ámbito laboral, la mejora de la conciliación, la regulación del derecho a la huelga, el encuadramiento del régimen de Seguridad Social y más cuidado en figuras como los freelance o los falsos autónomos.
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