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El FROB rehace las cuentas del Valencia al detectar mayores pérdidas

La nueva auditoría solicitada por Rato a Bancaja puso en aviso al supervisor. Este proceso motiva el retraso de la subasta.

Las pérdidas del Banco de Valencia pueden superar de largo los 1.000 millones de euros. "Desde luego, la situación real de la entidad no fueron las minusvalías de 887 millones que afloraron al cierre del pasado ejercicio. El agujero es aún mayor", aseguran fuentes del sector a Vozpópuli. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que gestiona la entidad desde su intervención el pasado noviembre, firmó esas cuentas anuales. Sin embargo, desde hace más de un mes, el organismo público está reevaluando los números ante la sospecha de que las pérdidas puedan ser mayores.

Esta situación ha motivado que la subasta de la entidad valenciana lleve más de un mes de retraso. Según el calendario inicial previsto por el Banco de España, el proceso debería haber comenzado el día después de la adjudicación de Unnim al BBVA. Sin embargo, este recálculo de las cuentas es lo que impide a Nomura distribuir el cuaderno de venta entre las entidades interesadas. "Hasta la próxima semana entendemos que no comenzará a entregarse, pero seguimos sin confirmación oficial", explican desde uno de los bancos que pujarán por el Valencia.

El dato que alertó a los gestores del FROB fue la negativa de José Luis Olivas, presidente de Bancaja, a que se realizara una nueva auditoría del Valencia, solicitada por Rodrigo Rato, ante la sospecha de que el deterioro de la entidad no haya podido producirse integralmente durante el último año, sino que viene de antes. Fundamentalmente, Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia, acusa a Bancaja de haber inflado la valoración de su participada, lo que habría ampliado artificialmente su cuota de poder en el SIP, matriz de Bankia.

"Desde entonces, se han empezado a revisar de nuevo todas las cuentas. Las posibles pérdidas serían anteriores al ejercicio de 2011", aseguran fuentes conocedoras del proceso. El conocimiento exacto de las minusvalías es fundamental para establecer la cuantía definitiva del Esquema de Protección de Activos (EPA) que cubrirá al comprador de las pérdidas futuras. Como adelantó este medio, la subasta del Valencia será la última financiada por la actual hucha del Fondo de Garantía de Depósitos (FDG).

Tras la intervención, los representantes del FROB encontraron en el banco valenciano unos agujeros desconocidos hasta entonces. Los resultados de 2011 arrojan unos números rojos de 887 millones. Hay 5.000 millones de créditos al ladrillo sin ninguna garantía y 3.785 millones de activos problemáticos relacionados con el sector. Además, Banco de Valencia necesita encontrar 2.180 millones para restablecer su solvencia en 2012, tras cerrar el pasado ejercicio con una ratio de capital principal del 2,3%, frente al mínimo exigido del 8%.

Además, su desfase de capital, en el momento de la entrada del Banco de España, era superior al valor de la entidad en la Bolsa, consecuencia de los créditos incobrables que mantiene con empresas del sector inmobiliario. El banco concentró el 65,8% de los créditos en el sector de la construcción, cuando la media en el sector, según datos del supervisor se situó en el 58,2%. La gestión de los riesgos no parecía la más adecuada. De hecho, 1.800 de sus clientes han presentado concurso de acreedores.

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