Juan Abelló, accionista con un 9,623% de Sacyr, lleva la gestión en la constructora, junto a Demetrio Carceller y el presidente, Manuel Manrique, después de un tempestuoso enfrentamiento con el anterior presidente, Luis del Rivero, que fue cesado por el consejo después de que los pesos pesados de la compañía le retiraran su confianza en octubre del pasado año, con cambio de filas incluido de Manrique. Ayer, la compañía sufrió otra sesión de pesadilla en Bolsa, con un desplome del 12,45%, atacada por las posiciones cortas (que han encontrado en la crisis de Repsol un filón) y las ventas del propio Luis del Rivero, que llevaba sin vender desde febrero. La participación del ilustre millonario, que en su día llegó a valer mucho más de 1.000 millones de euros, no vale ni 60 ya.
A sus 70 años, Abelló está capeando la crisis que se empeña en golpearle con furor. Antaño fue considerado el financiero más intuitivo de este país para encontrar negocios que fueran auténticos ‘pelotazos’. Desde Antibióticos, pasando por su oportuna salida de Banesto y su millonario paso por Airtel, parecía que convertía en oro todo lo que tocaba.
Pero los últimos tiempos han sido mucho menos amables. Abelló dejó el consejo de Santander para implicarse en un esperpéntico asalto al BBVA diseñado por Del Rivero, con la ilusión de presidir un gran banco y poner un digno colofón a su carrera.
La operación terminó en fracaso, más allá de la pingüe rentabilidad, merced a la toma de posiciones en el banco y el anuncio de una posible OPA que finalmente nunca vio la luz. Pero dio igual: a Abelló tampoco le disgustó seguir en segundo plano, ganando dinero, claro. Del Rivero estaba al timón de la constructora y ya llegarían otras oportunidades.
Eran tiempos de máxima audacia, que por algo llevaban ya mucho tiempo en la directiva del Real Madrid, de la mano de un Florentino Pérez que se ha cuidado mucho en su segunda etapa de rodearse de pesos tan pesados.
Los años malos
En la segunda parte de la pasada década, las cosas se desmandaron. La burbuja crediticia alcanzó de lleno a Sacyr, que sucumbió hasta el punto de alcanzar una cifra de endeudamiento de 20.000 millones de euros, merced a la compra de un 20% de Repsol.
El actual vicepresidente acarició soterradamente también la posibilidad de presidir la energética, pero tampoco ha podido ser. Al contrario. El estallido de la crisis puso de manifiesto que la inversión en Repsol podía llevarse por delante a la empresa fundada en su día por José Manuel Loureda, Manuel Manrique, el propio Del Rivero y Félix Riezu; todos ex Ferrovial.
En Sacyr se encontraron sobre la mesa el pasado verano un acuerdo con Pemex alcanzado por el propio Luis del Rivero. Hechos consumados que no tuvieron más remedio que refrendar, aunque la rúbrica de dicha alianza fue el principio del fin para Rivero quien, pese a sus cinco bypass, no ha tenido nunca la intención de levantar el pie.
Las pérdidas en Sacyr e Imagina (La Sexta) han acabado con la imagen de un Abelló que convierte en oro todo lo que toca
Sacyr ya estaba prácticamente en caída libre, pero el empeño casi kamikaze de Del Rivero en Repsol provocó su cese, después de un golpe sobre la mesa de Carceller y Abelló que se saldó con cambio de presidente y reducción hasta el 10% en la petrolera para salvar los muebles con los bancos acreedores. El murciano nunca ha perdonado lo que considera una traición en toda regla y ha jurado venganza.
Desde entonces, ha comenzado un proceso más o menos soterrado de venta de su paquete accionarial, lo que ha contribuido en gran medida al hundimiento del valor.
Desde el pasado 20 de febrero, sin embargo, no se habían visto nuevos escarceos vendedores a Del Rivero, cuyo proceso vendedor iba en su contra también. En la compañía confiaban en una tensa calma, con un pacto tácito que incluía la venta del 7% restante de Del Rivero (5% directo, 2% de otros dos accionistas sindicados con el ex presidente) de golpe a un único inversor sin pasar por mercado y por tanto, sin maltratar la cotización. Conviene no olvidar que esa participación incluía además, dos asientos en el consejo.
A cambio de no hundir más el valor, las relaciones con la compañía podían haberse recompuesto levemente, sin descartarse incluso la posibilidad de una indemnización el ex presidente, ¿quién sabe?
Pero ayer, el bróker de Del Rivero (Ahorro Corporación) concentró un tercio de toda la operativa y fuentes cercanas a la constructora indican que “con certeza”, volvió a soltar papel en la debacle de ayer. Todo ello, a pesar de que poco puede ganar con este proceso. La compañía es pasto de los bajistas (tiene más del 21% del capital en préstamo de valores) y el momento no puede ser menos apropiado para obtener plusvalías para un accionista de largo recorrido, como es el caso del ex presidente y fundador.
Del Rivero dimitió ayer del consejo de Sacyr, junto a su hombre de confianza, Ángel López Corona, por lo que ahora ya no tiene ninguna presencia en el máximo organismo de la empresa. Tal vez, se quitó de en medio de la próxima Junta de Accionistas donde, sin duda, le iban a echar en cara su operativa vendedora desde su cese, que tanto ha hundido la cotización. Seguro que muchas voces solicitarían su cese. Así las cosas, Rivero se retira a su despacho del Barrio de Salamanca, a gestionar sus negocios personales, que incluyen la exportación de naranjas. Será cuestión de tiempo que liquide totalmente su participación en su antigua compañía.
De 1.500 millones a 60
Abelló vio como Sacyr superaba los 50 euros por acción a finales de 2006, por lo que el valor de su participación, en unos momentos en los que la compañía rondó una valoración total de 16.000 millones de euros, estaba en el entorno de los 1.500 millones de euros. Conforme la memoria 2006, Abelló tenía en aquellos tiempos un 10,01%. Duró poco tiempo, pero así fue.
Pero ahora, Sacyr vale 591 millones de euros en total, con una cotización de 1,4 euros. Una cifra pírrica aunque, como consolación, el consejo asesor del Ibex 35 ratificó ayer la permanencia de la firma en el selectivo indicador. El casi 10% del vicepresidente no vale ni 60 millones a día de hoy.
Juan Abelló tiene mucho más dinero en sus dos sicav que en Sacyr. Prácticamente el doble. Así puede comprobarse en la CNMV. En Naira posee más de 60 millones, mientras en Arbarin (presidida por su mujer, Ana Gamazo) ronda los 100.
Los años pasados no han brillado por su rentabilidad para Abelló. Su presencia en medios (Imagina, accionista de La Sexta) se ha saldado con un sonoro fiasco. La Sexta se ha visto obligada a fusionarse a la baja con Antena 3 en condiciones nada ventajosas, forzada por la situación de Mediapro.
En su momento, el financiero valoraba el 20% de la participación en Imagina en 256 millones de euros, pero la integración con Antena 3 se realizó por un valor conjunto de 500. Es decir, lo que valoraba en unos 1.250 millones en conjunto se quedó en menos de la mitad.
Torreal, su sociedad patrimonial, también está presente en firmas de consumo como Pepe Jeans, Hackett o la tecnológica Zed. Pero ninguna de estas inversiones brilla, de momento, por su retorno.
Corren malos tiempos para las grandes fortunas. Abelló lo es y no tendrá problema en superar el desplome generalizado que asfixia a quienes tenían participaciones a crédito. Estos sí sufrirán en sus carnes la presión de los acreedores, que les exigirán nuevas garantías. Pero, de momento, los tiempos de operaciones con rentabilidades de dos e incluso tres dígitos tendrán que esperar y, por lo que se ve, bastante.
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