Que el Gobierno va a liberalizar de inmediato, seguramente hoy, la gestión de algunos servicios vinculados al sector de los transportes es algo de lo que pocos dudan: lo anunciaron hace algunos días tanto el ministro de Economía, Luis de Guindos, como la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Que Renfe Operadora va a estar en ese bombo liberalizador también es harto probable, entre otras cosas porque así lo exige una directiva de la Comisión Europea. Pero que Renfe vaya a dejar paso a corto plazo a la libre concurrencia entre compañías privadas todavía no es seguro, siquiera imaginable, para una empresa pública que lleva explotando el ferrocarril español en exclusiva más de 70 años.
Por si acaso, las firmas más avanzadas en el transporte de viajeros ya se mueven. Y bastante. Las entidades interesadas son muchas, son grandes, cuentan con experiencia en el sector (del transporte, no solo del ferroviario) y su ámbito de negocio es muy diverso. Todas acechan un goloso pastel que factura unos 2.000 millones anuales. No todas son nacionales.
Las compañías tratan de colocarse lo mejor posible en la parrilla de salida tras el informe de la ingeniería pública Ineco revelado por El País el miércoles. El documento habla de la privatización total de Renfe Operadora a partir de 2013, aunque fuentes consultadas por Vozpópuli dudan que tal cosa vaya a producirse.
ACS y FCC se caen
Las mejor posicionadas son las empresas de transporte de viajeros por carretera, algunas de las cuales ya han hecho incursiones en el tren. Ahí está el caso de Alsa, que a través de National Express ya explota concesionarias ferroviarias en Reino Unido o Países Bajos; la multinacional Arriva, propiedad de Deutsche Bahn (DB, la Renfe germana) y con sede en Sunderland (Reino Unido), que también opera en el transporte interurbano madrileño; Avanza, el primer operador privado de transporte público urbano en España; o Monbus, afincada en Lugo, pujante.
Las sociedades dedicadas a las infraestructuras en particular y los servicios en general. Máxime cuando ya han tomado contacto con el ferrocarril en algún momento, caso de Ferrovial u OHL (sector de Mercancías), Globalvía (metro y tranvía), Acciona, Comsa o la francesa Veolia, muy interesada en la liberalización del transporte de viajeros según las fuentes consultadas. Otras grandes con negocios similares como ACS o FCC se han desligado últimamente del ferrocarril, siempre según estas fuentes.
El interés de El Corte Inglés
No hay que olvidar el interés manifiesto de dos de las operadoras europeas más grandes: la germana Deutsche Bahn y la francesa Société Nationale de Chemins de Fer (SNCF). La SNCF ya financia, con un 20%, el nuevo tren de alta velocidad participado mayoritariamente por Ferrari-Fiat que conecta Nápoles con Roma.
Sorprende también la curiosidad de El Corte Inglés. La empresa presidida por Isidoro Álvarez “tiene un inconveniente, que es la falta de experiencia”, según otra parte conocedora de los entresijos del sector. “Pero tiene un añadido, o mejor dicho dos: es el principal comprador en el perfil del viajero –paquetes de viajes, agencias, etcétera- y cuenta con músculo financiero”. La directiva de la Comisión Europea obliga a liberalizar el servicio de transporte -por carretera, por ferrocarril- a más tardar en 2017.
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