El ya ex presidente de Bankia, Rodrigo Rato, dijo “no” a los planes del Ministerio de Economía y del Banco de España para rescatar a la entidad con una inyección de dinero público. Esa negativa y la exigencia de “plenos poderes” de quien debía acompañarle en la reestructuración de la entidad fueron los dos detonantes que forzaron su salida de la entidad, según han revelado a Vozpópuli fuentes del Ejecutivo. Esa misma negativa a aceptar ayudas públicas han servido también a Rodrigo Rato para justificar su salida ante algunos consejeros a los que anoche telefoneó para comunicar su situación: no es estéticamente aceptable que el un gobierno del PP inyecte ayudas públicas a un banco presidido por un ex vicepresidente del PP, les dijo Rato.
La salida de Rodrigo Rato comenzó a gestarse hace exactamente tres semanas. Fue entonces cuando, en una reunión con el Banco de España, se le planteó un esquema que contemplaba la inyección de dinero público que la entidad debería devolver a un tipo de interés inferior al del mercado. La cuantía inicialmente planteaba rondaba los 9.000 millones de euros. El diseño del banco central pretendía evitar –según fuentes de la entidad—una imagen de “ayudas públicas” a las que Bruselas pudiera objetar. Por ese motivo, se contemplaba un esquema de préstamos similar al que se empleó con el Royal Bank of Scotland que Bankia devolvería a un tipo del 8%.
La respuesta de Rodrigo Rato a esa propuesta fue una negativa clara. El Presidente de Bankia transmitió al regulador su defensa de un plan trienal de saneamiento que –según afirman fuentes del banco—harían “innecesarias” las ayudas públicas. Rato defendió esa opción argumentando su compromiso con los accionistas de Bankia y así lo hizo saber al Banco de España y al ministerio de Economía a los que alarmó la posibilidad de mantener durante tres años las dudas sobre la solvencia de la entidad.
El Plan B: la operación corporativa
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha estado al tanto de cada paso que se ha dado en esta reordenación. Ante el escenario que planteaba Rato, tanteó un plan B: el que pasaba por una operación corporativa que deberían liderar BBVA, Santander o La Caixa. Fuentes de Economía reconocen que esas reuniones se han producido pero aseguran que “no consta” que se tratara la situación de Bankia.
Sin embargo, fuentes de una de esas entidades aseguran que sí se tanteó esa posibilidad pero que, al menos uno de esos bancos, trasladó al Gobierno su oposición a protagonizar una operación que iba a ser considerada “hostil”. Las reuniones continuaron incluso hasta la semana pasada cuando se descartó definitivamente ese plan b o solución corporativa.
El Plan C: el relevo parcial y el plante de Goirigolzarri
Esa negativa abocaba al Ejecutivo a una solución forzada: la del relevo de parte de la dirección de la caja. Fue Luis De Guindos personalmente quien defendió el nombre de José Ignacio Goirigolzarri como número dos de la entidad dado que buscaba –según ha defendido ante Moncloa—un “gestor de situaciones de crisis”.
Ese movimiento suponía una desautorización definitiva de Rodrigo Rato. Sin embargo, la salida del presidente la forzó quien iba a acompañarle en la reorganización: José Ignacio Goirigolzarri. El banquero, cuya dimisión como número dos del BBVA forzó el presidente de la entidad, Francisco González, se negó a trabajar bajo el mismo esquema orgánico que le había costado el puesto. Por eso exigió al ministro Luis de Guindos “plenos poderes” para operar en Bankia.
Era la tercera situación de bloqueo a la que se enfrentaba la entidad. Se habían aparcado ya la reordenación propuesta por el Banco de España, la solución corporativa y la reordenación parcial de la cúpula de Bankia. Tres jugadas sin resultado que forzaron a Rajoy a presionar a Rato para que dejara la entidad.
Rato asegura que pretende evitar la sospecha de ayudas por afinidad política
Rodrigo Rato llamó anoche a algunos de sus consejeros para despedirse y transmitirles la situación. Ante las cámaras, Rato aseguró que “Bankia es una entidad de acreditada solvencia” y defendió el papel que en el futuro tendrá José Ignacio Goirigolzarri.
Ante sus consejeros, tampoco hubo críticas a su sucesor, aseguran fuentes de su entorno. Sin embargo, apuntan que el argumento que maneja Rato para justificar su salida de la entidad es el de evitar conflictos de intereses de cara al plan de ayudas públicas que el Ejecutivo pretende aprobar en el próximo consejo de ministros. Según esas mismas fuentes, Rato asegura que “pretendía evitar la imagen de que un gobierno popular diera ayudas a una entidad presidida por un ex vicepresidente popular durante el gobierno Aznar.
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