El Ministerio de Economía ha dado mandato a Goldman Sachs para que asesore todo el proceso de recapitalización del grupo BFA-Bankia. De esta manera, el banco de inversión se encargará del estudio de todas las alternativas de recapitalización del grupo, y no sólo de la valoración de sus activos para determinar la cuantía de las ayudas públicas, según han asegurado a Vozpópuli fuentes conocedoras del proceso. Economía no quería que el proceso estuviera liderado por ninguno de los bancos de inversión que participaron en la salida a Bolsa de Bankia.
Las alternativas en las que trabaja Goldman Sachs se reducirán a no más de cinco opciones. Entre ellas aparecen la inyección de ayudas públicas en forma de 'cocos' (bonos convertibles) o la entrada de inversores privados. Algunas fuentes no descartan, incluso, que una de estas soluciones fuera el inicio de un proceso competitivo para la venta de la entidad. "Además de los pros y contras financieros, alguna de estas opciones pueden tenerlo también político", explican fuentes del proceso.
Con esta hoja de ruta, José Ignacio Goirigolzarri, nuevo presidente de Bankia, y su nuevo equipo directivo elaborarán el plan de saneamiento de la entidad, que necesitará de dinero público para poder cumplir con los dos decretos de saneamiento inmobiliario. El grupo BFA-Bankia aún tiene que realizar provisiones para limpiar su ladrillo tóxico y sano por valor de 7.070 millones.
La sintonía entre la nueva dirección de Bankia, Economía y Goldman Sachs es total, según explican fuentes del proceso. Las tres partes quieren agilizar este proceso lo máximo posible. La intención es tener cerrada la valoración de los activos de Bankia en el plazo de un mes. Esta valoración determinará el porcentaje final de entrada del Estado en BFA, la matriz de Bankia. Todo apunta a que será el 100% del Banco FInanciero y de Ahorros (BFA), por lo que el Estado tomará el control del 45% de Bankia. En paralelo a este proceso, Goldman Sachs trabajará en el proceso de recapitalización de Bankia.
Hace apenas dos semanas, los analistas de Goldman Sachs emitían un informe que calculaba que Bankia tendrá que afrontar este año y el próximo unas pérdidas crediticias y en el ladrillo de 24.900 millones, que se moderarán hasta los 7.700 millones gracias a las provisiones y al colchón de capital acumulado. De materializarse esa pérdida esperada, su nivel de solvencia (core Tier 1) se situaría en el 5,9%, una cifra que se sitúa muy por debajo del mínimo del 8% legalmente exigido.
El principal problema de la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri es el ladrillo, ya sea por los inmuebles que tiene en su poder o por la financiación concedida a los promotores y que previsiblemente no podrá recuperar. Según el informe, su exposición inmobiliaria (8.200 millones) le provocará un quebranto de 2.400 millones, especialmente por los 1.100 millones que le costará la depreciación casi total del suelo. Pero el principal agujero vendrá de los créditos para la construcción, ya que de los 32.400 millones que tiene concedidos no podrá recuperar 15.100 millones, según los cálculos de Goldman Sachs. De ellos, 4.400 millones serán por préstamos entregados sin garantía real, 4.000 millones para la financiación de suelo, 3.900 millones de inmuebles terminados y 2.600 millones de edificios en construcción. Adicionalmente, Bankia tendrá que hacer frente a otros 5.800 millones en números rojos por los impagos en hipotecas (2.100 millones) y otros créditos (3.700 millones).
En total, resulta un agujero de 24.900 millones en dos años, prácticamente imposible de asumir sin ayudas en un entorno tan complicado como el actual, donde el negocio financiero se encuentra bajo mínimos. Si se toman los beneficios individuales que presentaron BFA y Bankia al cierre de 2011, estos suman apenas 500 millones de euros. Por lo que el grupo necesitaría al ritmo actual de ganancias casi 16 años para cubrir la pérdida final de 7.700 proveniente de su ladrillo.