Sacyr cotiza al alza la fuga de Luis del Rivero, que liquidó la semana pasada la práctica totalidad de su participación en la compañía de la que es fundador, lo que le ha permitido repuntar casi un 30% en las últimas dos sesiones. En mercado afirman que los bajistas están replegándose y que este movimiento está siendo aprovechado por los últimos accionistas que han llegado a la compañía para reforzar su presencia con precios bajos.
Ayer, la constructora repuntó un 10,55%, siendo la mejor compañía del Ibex, aguantando un tirón que no resistió Bankia. Al cierre, acabó en 1,41 euros, cuando el pasado jueves finalizó en 1,09 euros. Algunos hedge funds como Zadig han recortado su presión bajista y las fuentes consultadas indican que es previsible que en las próximas sesiones desciendan las posiciones cortas, que suponen alrededor del 2% del capital de la compañía.
Asimismo, comentan que los accionistas más recientes sin duda aprovecharán para incrementar su presencia en la empresa, en mayor o menos medida. Recientemente lo ha hecho José Moreno Carretero y fuentes de mercado indican que sin duda en breve hará lo propio el Grupo Fuertes, que suscribieron la ampliación de capital del pasado año y mantienen una participación conjunta.
También hay expectación sobre si Juan Abelló o Demetrio Carceller intentarán aprovechar unos precios tan bajos para reforzar su presencia en el capital,lanzando, además, un mensaje de confianza. En Sacyr no han realizado ninguna declaración al respecto, indicando que desconocen las intenciones privadas de los accionistas, aunque sean consejeros.
Sin el lastre de las fuertes ventas de Del Rivero, la cotización de Sacyr se presenta como una interesante opción para tomar posiciones y así lo recomendaban casas como JB Capital, que aconsejaban comprar acciones de la compañía como alternativa de riesgo pero interesante. Como principal factor de incertidumbre más inmediata se presenta la valoración de activos inmobiliarios por parte de las entidades seleccionadas por el Ejecutivo. Se prevé un fuerte tijeretazo, que pueda afectar no sólo a bancos, sino también a constructoras, inmobiliarias, etcétera.