Qué extraños se habrán de sentir los consejeros de Abengoa el lunes cuando la compañía celebre por vez primera en 33 años consejo de administración sin la presencia de Felipe Benjumea. El que fuera presidente de la compañía hasta el pasado mes de septiembre, cuando dejó el cargo para facilitar un acuerdo con los acreedores, ha perdido esta semana su condición de asesor del grupo, puesto al que se agarró en septiembre para, sin ser el primer ejecutivo, poder justificar su asistencia a los consejos y reuniones de alto nivel del grupo sevillano. Y de paso embolsarse un millón de euros en 2016 por cumplir con dicha función.
El martes el consejo de administración de Abengoa decidió la destitución de José Domínguez Abascal como presidente (el ejecutivo que sustituyó a Benjumea hace cinco meses) y también anuló esa condición de asesor de Felipe Benjumea. Antonio Fornieles, vicepresidente segundo de Abengoa, a la que se incorporó el pasado año procedente de KPMG, donde fue uno de sus principales ejecutivos, presidirá el consejo. Fuentes cercanas a la multinacional energética confirman que no está previsto que Felipe Benjumea asista a la reunión del lunes.
Felipe Benjumea fue nombrado consejero de Abengoa con 26 años
En todo caso, los consejeros mirarán de izquierda a derecha y se pellizcarán para confirmar que no están soñando y que, efectivamente, Felipe Benjumea no se encuentra ya entre ellos. El que sí asistirá será su hermano Javier. Al fin y al cabo, los Benjumea, y sus socios, son todavía los primeros accionistas de Abengoa, con más del 50% del capital a través de la sociedad Inversión Corporativa.
Una participación que, si se sigue la ruta diseñada esta semana, caerá hasta el 5% como máximo. La solución para evitar el concurso de la compañía (Abengoa se encuentra en preconcurso desde noviembre con más de 9.000 millones de deuda y tiene hasta el 28 de marzo para acordar un convenio que burle la declaración de concurso) pasa por la capitalización de la deuda por parte de los acreedores financieros, lo que supondría que los actuales accionistas vean diluída su participación.
Durante el último mes las negociaciones entre los acreedores financieros de Abengoa -los bonistas, con unos 3.800 millones de euros de deuda, y el conocido como G-7, los principales bancos acreedores, Santander, La Caixa, Bankia, Sabadell, Popular, HSBC, Credit Agricole, con más de 4.000 millones de deuda- han estado estancadas. Las conversaciones se han desencallado gracias a la aparente salida definitiva de Felipe Benjumea de la gestión diaria del grupo, y también a que La Caixa y Sabadell aceptaron esta semana liberar garantías sobre Atlantica Yield (la compañía estadounidense en la que Abengoa controla el 41%) para que el grupo pueda recibir nuevos préstamos, de acuerdo a fuentes financieras.
A pesar de la aparente retirada de Felipe Benjumea y de la asunción de que verá reducida drásticamente su participación en la compañía, el viernes fuentes cercanas al expresidente del grupo dudaban todavía que realmente este haya dado un paso atrás. "Está obsesionado con mantener el control del grupo, no lo va a soltar tan fácilmente, hasta que no esté firmado un acuerdo no lo creeré", indicaron. "Además, todo esto tendrá que pasar por junta de accionistas", añadieron.
Felipe Benjumea (Sevilla, 14 de septiembre de 1957) se incorporó al consejo de Abengoa cuando tenía 26 años. En 1994, con 33 años, fue nombrado presidente. Abengoa fue fundada en 1941 en Sevilla por el ingeniero Javier Benjumea Pugicerver, padre de Felipe Benjumea, junto a José Manuel Abaurre, y otros tres socios. El expresidente de la compañía afronta su imputación por un delito de administración desleal, castigado con una pena de hasta seis años de cárcel, por la indemnización recibida de 11,4 millones de euros; tiene prohibida la salida de España por decisión, el mes pasado, de la juez Carmen Lamena, de la Audiencia Nacional.
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