Los mercados parecen haber recuperado la confianza en las grandes constructoras españolas. Tanto es así que en apenas un año y medio, las compañías han logrado captar algo más de 4.000 millones de euros, especialmente con emisiones de bonos convertibles, una vía de obtener financiación no bancaria que hasta entonces estaba prácticamente vetada para ellas.
Sacyr ha sido el último ejemplo de empresa del sector que ha acudido a los mercados en busca de financiación. Este jueves confirmó la emisión de convertibles por valor de 250 millones de euros que el miércoles aprobó su consejo de administración, una operación que va acompañada de una ampliación de capital dirigida a inversores institucionales con la que obtendrá 165 millones adicionales.
Desde el inicio del pasado año, las grandes constructoras han regresado paulatinamente a los mercados, especialmente a los de deuda privada. Las primeras en aprovechar una coyuntura que comenzaba a ser algo más favorable fueron Ferrovial y OHL, que cuenta con una buena opinión de los inversores, gracias especialmente a su menor exposición a España.
Ambas compañías participaron en el gran movimiento emisor que se dio a comienzos de 2013, cuando las grandes empresas cotizadas se lanzaron a los mercados en busca de financiación aprovechando el respiro que les había dado la prima de riesgo.
Emitir con menor interés
A mediados de 2012, el diferencial de rentabilidad del bono español a diez años con el alemán había alcanzado sus máximos, 638 puntos básicos, una cifra que se había reducido hasta el entorno de 400 en la segunda mitad de aquel ejercicio.
Ferrovial y OHL han sido sin duda las más activas del sector, con algo más de 2.100 millones de euros captados entre las dos, a través de emisiones de bonos a cinco y ocho años, en el caso de la compañía controlada por la familia Del Pino, y con diversas emisiones de convertibles para el grupo que preside Juan Miguel Villar Mir.
La relajación de la prima de riesgo ha permitido a las compañías emitir a un interés menor, con diferenciales superiores a los 70 puntos básicos en relación con el bono soberano.
Después llegó el turno de ACS, que ha emitido casi 1.500 millones de euros en el último año tanto en pagarés como en bonos convertibles en acciones de Iberdrola procedentes del contrato de derivados con Natixis.
Los problemas de ACS
El grupo que preside Florentino Pérez había tratado en vano de acceder a los mercados en los años anteriores, dado el rechazo de los inversores, que penalizaban el abultado endeudamiento de la compañía y los efectos negativos de su inversión en Iberdrola.
ACS vivió su momento más delicado precisamente coincidiendo con los máximos de la prima de riesgo, cuando emitir deuda era prácticamente una quimera.
A duras penas logró refinanciar su deuda y a comienzos de 2013, cuando otras grandes empresas acudían a los mercados, ACS tuvo que realizar operaciones de autocartera para buscar financiación adicional. Una época no tan lejana pero que, ahora, parece haber quedado definitivamente atrás.
Además de la notable bajada de la prima de riesgo, que actualmente se sitúa en torno a los 155 puntos básicos, el saneamiento financiero de las grandes constructoras también ha sido un elemento fundamental para encontrar de nuevo las ventanillas de los mercados abiertas, además de la mejora de la perspectiva macroeconómica en España.
Sacyr, la última en obtener el favor de los mercados, buscaba el refuerzo de sus fondos propios, notablemente reducidos tras los esfuerzos realizados por el grupo para su saneamiento. La compañía destinará los fondos al desarrollo de su división industrial y a la financiación de concesiones internacionales.
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