ACS vendió el pasado miércoles la totalidad de su autocartera, equivalente al 6,4% del capital, para obtener una liquidez que los mercados le niegan y las entidades financieras le ponen cada vez más cara. Sin embargo, la entrada de dinero en la compañía ha suscitado el debate sobre el empleo de los 360 millones de euros que han entrado en la caja y que, en principio, se destinarían a reducir la deuda.
Sin embargo, las últimas maniobras contables de ACS han propiciado la salida del balance de la deuda asociada a la participación en Iberdrola, artificio con el que el grupo presentará 3.000 millones de euros menos de deuda en sus resultados de 2012. Así, algunos socios de la compañía han enarbolado la bandera de que el dinero podría ser destinado al dividendo complementario, que ha quedado en el aire tras la suspensión de la retribución a cuenta de los resultados.
La anulación de esta partida causó un gran impacto en algunos de los accionistas de la compañía, fuertemente apalancados y que precisaban del dividendo para afrontar los respectivos servicios de deuda. En una situación como ésta se encuentran socios de la compañía como el grupo turístico Iberostar, que entró en ACS en zona de máximos históricos y se encuentra en plena refinanciación, y también Alberto Alcocer y Alberto Cortina, los Albertos, que redujeron su participación en la compañía debido tanto a algunas ejecuciones de entidades financieras como a la venta de títulos por su parte para cubrir el vacío que dejaba el dividendo.
El propio presidente de ACS, Florentino Pérez, también se encuentra notablemente apalancado debido al incremento de su participación en la compañía en los últimos años, con lo que también sería partidario de que se mantuviera la retribución complementaria.
Motivo de tensiones
Así, la presión de los socios apalancados se dirige hacia Banca March, principal accionista del grupo constructor y de servicios, con una participación de algo más del 18%. Penalizado por los números rojos que presentará ACS debido a las fuertes minusvalías que arrastra por la venta del 3,7% de Iberdrola el pasado abril, la entidad es más partidaria de sanear el balance.
La cuestión del dividendo ya provocó en su momento fuertes tensiones en el consejo de la compañía, especialmente por la incertidumbre que generó la eliminación de la retribución a cuenta de los resultados. Precisamente, la venta de acciones por parte de los Albertos tuvo su origen en un enfrentamiento con Pérez, que no quiso pronunciarse sobre si se otorgaría el complementario.
ACS fijó en los últimos años la cuantía del dividendo complementario en torno a la cifra de un euro por acción, con lo que la cantidad obtenida por la compañía por la venta de su autocartera se adaptaría a ese pago.
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