La entrada del grupo Iberostar en el capital de ACS en 2007 fue uno de los movimientos sorpresa del mercado en un ejercicio en el que aún la actividad empresarial era frenética, justo antes de que se iniciara la crisis. La compañía especializada en el sector del turismo adquirió algo más de un 5% de la empresa que preside Florentino Pérez que, por entonces, sólo conocía el camino de los avances en bolsa.
Sin embargo, la operación contó con un factor de riesgo determinante. Iberostar adquirió las acciones a un precio medio por encima de los 46 euros, cerca de los máximos históricos de la compañía, que se habían registrado unas semanas antes, cuando los títulos de ACS superaron la barrera de los 50 euros. De esta forma, Iberostar desembolsó algo más de 800 millones de euros por un paquete de acciones que, a precios actuales, está valorado en unos 350 millones. Una cantidad inferior a los vencimientos de deuda que debe afrontar el grupo en los próximos meses y que están relacionados con la deuda asumida en su día para convertirse en uno de los principales accionistas de ACS.
En las horas más bajas del grupo constructor durante el año que acaba de terminar, la depreciación de los títulos en poder de Iberostar llegó a alcanzar el 75%. Los avances registrados en la recta final del ejercicio han aliviado algo la situación aunque, por otra parte, el próximo febrero no llegará el tradicional dividendo a cuenta de los resultados de ACS, que tuvo que eliminarlo por los números rojos que registrará la constructora por el resultado de su salida parcial del capital de Iberdrola.
La facturación anual del grupo Iberostar ha ascendido en los últimos ejercicios al entorno de los 1.000 millones de euros, por lo que la cuantía de los vencimientos supone cerca de un 50% de esta cifra, lo que obliga a empresa controlada por la familia Fluxá a refinanciar su deuda.
Dificultades entre los socios
Otros accionistas de referencia de ACS también se han topado con dificultades debido a los acontecimientos de 2012, uno de los años más críticos para la compañía de construcción, servicios e infraestructuras. Así, los números rojos registrados por la empresa desde que se deshiciera del 3,7% de Iberdrola han afectado a las cuentas de su principal accionista, Banca March, que ha visto como su balance se teñía de rojo por las provisiones que ha tenido que llevar a cabo ACS. Banca March controla algo más de un 18% de ACS.
Mientras, Alberto Alcocer y Alberto Cortina se deshicieron de un paquete del 5% de la compañía poco antes del verano tanto por la presión de la banca acreedora como por el hecho de que ACS no repartiría dividendo a cuenta, una partida que los Albertos solían emplear para costear el servicio de la deuda.
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