Adif ha dejado sin efecto una de las licitaciones más destacadas de los últimos tiempos en lo que se refiere a la red ferroviaria convencional. Poco antes del pasado verano, la empresa pública puso en marcha el proceso para adjudicar un contrato relacionado con el mantenimiento de la infraestructura ferroviaria por un valor cercano a los 600 millones de euros. Tras diversos retrasos, el proceso ha quedado definitivamente en el limbo.
En concreto, el contrato contemplaba el tratamiento preventivo de la infraestructura, vía e intervenciones correctivas en líneas tanto de ancho ibérico como de ancho métrico para la red convencional. La magnitud del mismo hizo que Adif determinara su división en 19 lotes, en función de las diferentes divisiones territoriales.
Además, el Ministerio de Fomento estaba dispuesto a que la licitación fuera lo más repartida posible, toda vez que limitaría a dos el número de lotes a los que podría aspirar un mismo contratista, lo que daría oportunidades no sólo a los grandes grupos sino también a pequeñas empresas del sector.
Los más cuantiosos correspondían a las áreas de Madrid y Barcelona. Para cubrir la primera se adjudicarían dos lotes, correspondientes a las áreas de mantenimiento del norte y el sur de la provincia, con una cuantía total entre los dos de casi 92 millones de euros. El lote de Barcelona contaba con un presupuesto de algo más de 68 millones de euros. Otros lotes destacados eran los de las áreas de mantenimiento de Valencia (38 millones) y Orense (cerca de 37 millones).
Tensión con las constructoras
Sin embargo, ya a mediados del pasado mes de septiembre el proceso quedó suspendido hasta nueva orden, a la espera de una nueva notificación por parte de Adif. Esta ha llegado en el Boletín Oficial del Estado del pasado 1 de noviembre, en el que se confirmaba que la compañía desistía definitivamente de la licitación.
Precisamente, el mantenimiento de la red ferroviaria convencional es uno de los asuntos candentes del sector, toda vez que el notable incremento de los trazados de alta velocidad ha provocado que las necesidades de mantenimiento de esta red se eleve de forma muy destacada, lo que deja menos margen para la convencional, que presenta numerosos problemas.
La renuncia a llevar a cabo la licitación llega en medio de un clima de alta tensión entre Adif y las grandes constructoras a propósito de los contratos del AVE y la polémica por los modificados y los numerosos contratos que están parados o judicializados.
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