Los ministerios de Hacienda y Trabajo han dado aire el grupo textil Adolfo Domínguez, que atraviesa una complicada situación y que tiene entre sus accionistas al Estado, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), titular de un 4,9% del capital que originalmente pertenecía a Novagalicia (NCG).
El año pasado, la empresa firmó sendos convenios de aplazamiento de pago con la Tesorería General de la Seguridad Social y con la Agencia Tributaria que le han permitido ganar tiempo para saldar deudas pendientes con ambas instancias que, a 28 de febrero de este año, rozaban los 4,2 millones de euros (1,9 millones un año antes), según su última memoria anual.
Gracias al acuerdo, la compañía tendrá hasta cuatro años para ponerse al día con el Fisco y la Seguridad Social. “En dichos convenios se contempla la financiación de las deudas en un plazo de 43 y 47 meses, respectivamente”, señala.
En el causo de las deudas a largo plazo con las Administraciones públicas, el nuevo calendario de vencimientos establece un primer pago de 1,33 millones en febrero de 2015, otros 1,27 millones en 2016 y los restantes 436.223 euros, ya en 2017. El grupo también ha registrado 1,15 millones en el epígrafe de deudas a corto plazo con la Administración.
Dentro de este proceso, la empresa ha tenido que hipotecar terrenos y locales “en garantía ante instituciones financieras y la Administración Tributaria y cuyo valor neto contable a dicha fecha ascendía a 2.420.531 euros”.
El acuerdo se enmarca en el compromiso que el grupo anunció en julio del año pasado con sus acreedores (entre los que está la propia NCG) para refinanciar 31,6 millones de euros de deuda.
La empresa, que antes de anunciar ese acuerdo avisó de posibles "situaciones de tensión de tesorería", señaló entonces que la refinanciación le permitiría desarrollar su plan de negocio, actualmente basado en la apuesta por el exterior a través del formato de franquicia.
Así, el año pasado la compañía vendió sus filiales en Puerto Rico, Perú y El Salvador a socios locales (seguirá operando allí en régimen de franquicia), operaciones por las que contabilizó unas pérdidas de 121.047 euros. También redujo capital en su filial nipona mediante restitución de aportaciones, por importe de 1,1 millones.
En el ejercicio 2012, cerrado en febrero, la compañía perdió otros 23,9 millones (un 158,4% más), tras disparar las provisiones un 289%, al registrar un deterioro de más de 10 millones por tiendas con Ebitda negativo y otros 2,3 millones ligados al riesgo de clientes.
A febrero, Adolfo Domínguez tenía 695 puntos de venta (26 menos que un año antes), de los que buena parte (446) estaban en España y Portugal. Su plantilla media ascendía a 1.513 empleados, un 14,3% menos con respecto a lo declarado para 2011.
El grupo del modisto gallego, que en febrero de 2010 reclamó el despido libre para reducir el paro, ya acumula unas pérdidas de casi 38 millones de euros desde ese ejercicio, 2010, en el que entró en números rojos, y arrastra un descenso de ventas del 21,4% en los últimos cuatro ejercicios, agravado por el estrechamiento de los márgenes y la crisis en España, su principal mercado.
El grupo confía en que “el próximo ejercicio no será tan desfavorable” gracias al “esfuerzo y empeño” en la contención de gastos y la expansión en el exterior.
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