El gestor aeroportuario AENA se ha gastado más de tres millones de euros en los últimos cuatro años en el pabellón de estado del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Esta sala de lujo para visitas de altas autoridades solo se ha utilizado en 33 ocasiones en este período. Los empleados de la empresa pública llevan tiempo denunciando que esta zona cada vez se utiliza menos. Este gasto que asume el Estado se suma al coste de casi 15 millones de euros de las salas de lujo en todos los aeropuertos españoles. En total, 18 millones destinados a sufragar diferentes salas de uso exclusivo para autoridades.
En esta respuesta oficial del Gobierno a una solicitud de IU no aparece, sin especificarse por qué, el gasto de 2011 correspondiente al pabellón de estado de Barajas
El diputado de Izquierda Unida Ricardo Sixto Iglesias solicitó un informe al Gobierno sobre estos costes. Y, en la respuesta del Ejecutivo, a la que ha accedido Vozpópuli, consta que AENA ha gastado en el pabellón de estado unos tres millones de euros. Más en concreto, la empresa pública pagó 1.100.522 euros en 2012, 997.181 euros en 2013 y 920.473 euros en lo que va de 2014. En esta respuesta oficial del Gobierno no aparece, sin especificarse por qué, el gasto de 2011 correspondiente a esta materia.
Uso decreciente
Los datos de 2011 sí aparecen en cuanto al uso del pabellón estatal. Esta zona de lujo del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas se ha utilizado 33 veces "en los años 2011 a 2014", según el Gobierno. Fuentes de la propia AENA explican a este diario que esta sala para altas autoridades cada vez se utiliza menos. Por ello, se quejan de la poca rentabilidad que tiene para el Estado. Y es que algunos de los jefes de Estado que han visitado España en los últimos años ni siquiera han pasado por el pabellón estatal, por muy diferentes motivos.
Tanto el pabellón de estado como las salas de autoridades pertenecen a la Administración central, no a AENA, que sin embargo se ocupa de los costes que generan. Unos costes que se deben, sobre todo, a labores de limpieza y mantenimiento de estas zonas destinadas a unos pocos privilegiados. Tampoco nadie del gestor aeroportuario puede elegir quién entra en estas salas. La decisión sobre quiénes pueden utilizar las salas de autoridades depende de la delegación del Gobierno de la comunidad autónoma de cada aeropuerto. Y, además, en el caso de Adolfo Suárez-Barajas, también pueden emitir autorizaciones la Casa Real, la Presidencia del Gobierno y el Ministerio de Exteriores.
El uso de todo este tipo de salas de lujo ha generado una fuerte polémica en el seno de AENA. Algunos de sus empleados han denunciado, como recogió este diario en su momento, que estas zonas de los aeropuertos son un coto para privilegiados sin ningún tipo de control. Una polémica abonada recientemente por el famoso traslado en furgoneta a Iñaki Urdangarin en el aeropuerto de El Prat.
Cómo es este pabellón
El pabellón de estado del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas se construyó entre 2004 y 2006 en la Terminal 4. Y desde hace ocho años, cuando sustituyó a un pabellón similar en la T-1, se utiliza para recibir a jefes de Estado y otras altas autoridades. Por ejemplo, han pasado por esta exclusiva sala el papa Benedicto XVI, la presidenta de Chile, Michelle Bachellet, o el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang. Normalmente, el rey Juan Carlos y la reina Sofía han sido los encargados de recibir a estas autoridades, tal y como reflejó Vanity Fair en un reportaje sobre la sala.
Con el diseño se buscó "sustituir la tradicional alfombra roja que marca el camino a los visitantes por un espacio amplio y lineal que discurre desde el lado aire hasta el aparcamiento, proporcionando transparencia y continuidad a la recepción"
Los arquitectos del Estudio Lamela diseñaron esta sala de lujo. Tal y como consta en la web de esta empresa, su diseño "mantiene el mismo espíritu de sencillez y transparencia que el Edificio Terminal, que se concreta en su carácter lineal, en su particular cubierta y, sobre todo, en el tratamiento indirecto de la luz natural". "Como nota distintiva -agregan sus diseñadores- se ha buscado sustituir la tradicional alfombra roja que marca el camino a los visitantes por un espacio amplio y lineal que discurre desde el lado aire hasta el aparcamiento, proporcionando transparencia y continuidad a la recepción". "El uso de materiales neutros como la cubierta textil de geometría tridimensional, y los muros que lo flanquean, revestidos de un tejido de acero, buscan generar un espacio neutral y simple que acoja a todos los visitantes y viajeros", apostillan.
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