AENA lleva camino de concluir su ejercicio más flojo en cuanto a número de pasajeros de los últimos siete años. Con las cifras provisionales del mes de noviembre y las proyecciones para diciembre que maneja el gestor aeroportuario público, se atisba un escenario en el entorno de los 185 millones de pasajeros, una cifra nunca vista desde 2005, el último año antes de la apertura al tráfico de la T4 de Madrid-Barajas.
En aquel ejercicio, AENA registró 181,27 millones de pasajeros, una cifra que se incrementó un 16% en apenas dos años, hasta llegar al récord histórico de 2007: 210,49 millones de clientes. Desde entonces, tan sólo en 2009 el registro se situó por debajo de los 190 millones.
Las estadísticas representan uno de los motivos de preocupación del Gobierno con vistas a abrir el capital de la compañía a inversores privados. Los contactos del Ministerio de Fomento con potenciales nuevos socios de AENA han arrojado algunas conclusiones que llevan a pensar que la privatización del gestor aeroportuario debería aguardar algo más de lo previsto.
Este martes, la ministra Ana Pastor ha asegurado que las previsiones de que AENA se privatice durante la próxima primavera se mantienen, aunque el proceso estaría condicionado a la aprobación de la nueva ley que regulará el sector aéreo y que permitirá al Ejecutivo seguir controlando las tarifas.
Cuestión de deuda y rentabilidad
Pero, en realidad, el principal problema es que los inversores no están dispuestos a pagar por AENA las cantidades que prevé recaudar el Gobierno con la privatización. Factores como el elevado endeudamiento de la empresa, pese a los esfuerzos de los últimos años para recortarlo, y las citadas cifras de tráfico de pasajeros son empleados por los potenciales socios de la compañía para justificar el descuento con el que pretenden acudir a la salida a Bolsa que prepara el Ejecutivo.
“Ahora se pone como pretexto la aprobación de una nueva normativa pero, en teoría, AENA se iba a vender antes de que finalizara 2013 y entonces no se hablaba de la necesidad de dar luz verde a un texto jurídico”, señalan desde uno de los fondos interesados en participar en la privatización de la compañía.
Los balances de los aeropuertos que componen la red de AENA tampoco son la mejor carta de presentación de la compañía. Actualmente tan sólo ocho de ellos son rentables, lo que se refleja en las cuentas del grupo, que aún permanece en pérdidas.
Barajas y El Prat, cara y cruz
A la hora de hablar de los principales activos del grupo, los dos principales, Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat, constituyen dos caras muy diferentes de una misma moneda. La infraestructura madrileña, con una notable infrautilización, atraviesa uno de sus momentos más delicados, con notables caídas en el tráfico de pasajeros achacadas a factores como la creciente competencia de la alta velocidad ferroviaria, el incremento de tarifas y la situación de crisis de Iberia, su principal operador.
Mientras, El Prat está capeando la crisis de una forma admirable y constituye, junto con pistas como la de Alicante, una de las pocas buenas noticias que, por el momento, puede ofrecer AENA a quienes están interesados en entrar en su capital.
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