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Tejerina decidirá las innovaciones de marcas que deben introducir los súper en sus estantes

Se ultima un código de buenas prácticas para el sector de la alimentación en el que los fabricantes y la distribución han llegado a un punto de enroque sobre cuántas innovaciones de los fabricantes deben incluirse en los lineales. Aunque Agricultura no legislará este aspecto, sí 'recomendará'.

Los fabricantes de alimentación y los supermercados han llegado a un punto de enquistamiento en una negociación de muchos meses cuyo objetivo es redactar, junto al sector primario y con la supervisión del Gobierno, un código de buenas prácticas en la cadena alimentaria que permita acabar con algunas actitudes que venían siendo denunciadas por los diversos eslabones de la cadena alimentaria. Con todos los puntos del código (que será de adscripción voluntaria) cerrados, sólo quedan dos o tres motivos de fricción en los que los fabricantes (representados sobre todo por el lobby Promarca) y los distribuidores (cuya voz negociadora la llevan las patronales de supermercados) ya no quieren dar su brazo a torcer.

Los supermercados se niegan a tener que poner un mínimo de productos novedosos en sus estanterías, como piden las marcas

De esta forma, será el Ministerio de Agricultura dirigido por Isabel García Tejerina quien hará la redacción definitiva de los puntos polémicos, tratando de contentar a todos los agentes de la cadena como se ha intentado prácticamente en todos los puntos. Las marcas 'de toda la vida' pedían cifrar por escrito el número de innovaciones (productos novedosos, que nunca han sido lanzados al mercado) que los supermercados deberían introducir en sus lineales. Aseguran que así se genera empleo y se aumenta la capacidad de elección del consumidor, además de fomentarse el I+D. Por su parte los distribuidores, representados en varias patronales (Asedas, controlada por Mercadona y DIA, ACES, con Eroski, Lidl o Supercor) se niegan a tener que poner un mínimo de productos novedosos en sus estanterías, y prefieren dejarlo todo en un compromiso de buena voluntad que no los obligue en una cantidad determinada.

Fuentes próximas a la negociación aseguran a Vozpópuli que el esfuerzo ha sido ímprobo durante muchos meses y que, aunque se trata de un código voluntario, es previsible que todos los miembros de la cadena se adscriban a él. "En la negociación todo el mundo quería llegar a un acuerdo, porque decirle a la administración que no quieres colaborar con ella no es muy positivo", aseguran.

Muchas cesiones y avances

Mientras, los agricultores y ganaderos (representados por sus asociaciones UPA, COAG y Asaja) asisten como espectadores a esta batalla final entre los distribuidores y los fabricantes, que en los últimos meses han mantenido una campaña mediática muy activa para llamar la atención sobre su problemática. Los agricultores, por ejemplo, han conseguido que haya mediación obligatoria frente a las empresas productoras en caso de desencuentro, aunque no han conseguido introducir los precios mínimos de compra. También pedían unas obligaciones de pago que fueran más allá de la ley y esto tampoco lo conseguirán.

Aunque el texto ya está casi terminado, no se prevé que vea la luz hasta verano, pues aún necesita aprobación de muchas instancias

Aunque el texto ya está terminado, su aprobación definitiva será posiblemente antes del verano, según las fuentes consultadas. Antes de ello, varios organismos deben darle el visto bueno, tan variopintos como el Ministerio de Economía, las 17 comunidades autónomas, la abogacía del Estado y las propias asociaciones que han participado en la negociación. Es previsible que "haya pequeños cambios pero no muy significativos". Se pretende que no vuelvan a cometerse abusos por parte de los que históricamente (los fabricantes) o en los últimos tiempos (los distribuidores) tienen más poder.

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