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Álvarez-Pallete: Los datos serán pronto una materia prima más valiosa que el petróleo

En un mundo en el que la capacidad de procesamiento de los dispositivos tecnológicos se duplica cada 18 meses, y su precio se reduce a la mitad, es necesario desarrollar los mecanismos de seguridad y el código ético necesario para minimizar los riesgos que genera ese vertiginoso avance, ha asegurado este lunes el presidente de Telefónica. Eso implicará desde desarrollar las leyes de la robótica hasta controlar el software necesario para crear un arma con una impresora 3D.

En una buena parte de las distropías cinematográficas y literarias se dibujaba un mundo futuro en el que las máquinas ocasionaban perjuicios a los humanos. Es el caso de 'Blade Runner', donde los 'Replicantes', robots antropomorfos, se rebelaron contra los hombres, con dramáticas consecuencias. En una sociedad en la que pronto estarán conectados a internet miles de millones de nuevos productos, desde los electrodomésticos hasta la ropa, y en el que todas las compañías deberán aplicar la inteligencia artificial a sus negocios, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete ha considerado fundamental desarrollar los mecanismos de seguridad y el código ético necesarios para evitar los riesgos que genera el avance tecnológico, que es vertiginoso y que incrementará su ritmo durante los próximos meses.

Se trata de trabajar para responder las preguntas que han surgido de la mano de este cambio tecnológico y afrontar un proceso en el que Europa está por detrás de Estados Unidos. ¿Qué cambios deberán introducirse en el código de circulación o en el código civil ante la aparición de los coches autónomos? ¿Qué limites se deben aplicar a la inteligencia artificial? ¿Cuáles deben ser las leyes de la robótica?. Estos son algunos de los planteamientos que ha realizado Álvarez-Pallete esta mañana durante la ponencia inaugural de la jornada 'Europa-España ante la transformación digital', organizada por la Fundación Esys y Telefónica.

“Es un nuevo mundo al que hay que adaptarse. Exige una transformación que va a requerir también la adopción de un nuevo marco de valores que hay que diseñar”, ha incidido Álvarez-Pallete, que ha expresado su convencimiento de que, si se sabe sacar provecho de los datos -lo que implicará saber transformarlos en información-, próximamente serán la materia prima más valiosa, por encima del petróleo.

La aparición del 5G

Uno de los hitos que se alcanzarán próximamente y que contribuirá de forma importante a que este cambio de paradigma se desarrolle es la puesta en marcha de la red 5G, que está ya en pruebas y que será mucho más veloz y permitirá transportar 1.000 veces más datos que actualmente. Esto “eliminará la latencia”, lo que quiere decir que el tiempo de ida y vuelta de la señal prácticamente instantáneo. “Eso es importante desde para un coche auto-pilotado hasta para operación quirúrgica en remoto”, ha expuesto.

En su opinión, en los próximos años, tras esta “explosión de datos”, circulará por internet 11 veces más información que actualmente, y la mayor parte de ella estará generada por las máquinas, desde los automóviles hasta las neveras, los microondas o los contadores de gas.

Para ejemplificar el ritmo al que ha cambiado la sociedad, Álvarez-Pallete ha destacado que al teléfono fijo le costó 75 años alcanzar los 100 millones usuarios, al móvil, 16 años, a Facebook, 4 años y 6 meses; y a la aplicación Pokemon Go, lanzada hace unos meses, 23 días. Prueba de esta evolución es que cuatro de las cinco compañías más grandes del mundo, Apple, Alphabet, Amazon y Facebook, o no existían o apenas si tenían importancia hace 15 años. “La transformación tecnológica lo está cambiando todo y quien no se adapte desaparecerá”.

El cambio de modelo que se espera afectará a todos los campos y se espera que en los próximos años se revolucione la biomedicina con el trasplante habitual de órganos artificiales; o la impresión 3D, que ya permite construir puentes, pero también fabricar armas. Evidentemente, eso exigirá a todos los agentes implicados, desde los Estados hasta las empresas, un esfuerzo para minimizar riesgos, ha apuntado.

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