Aunque la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) proclama que el emplazamiento elegido por el Gobierno para ubicar el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares en Villar de Cañas (Cuenca) es "perfectamente viable", los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear no lo tienen tan claro.
El Área de Ciencias de la Tierra del CSN y su Subdirección de Protección Radiológica Ambiental han pedido a la empresa pública que detalle dónde va a ubicar exactamente el basurero atómico en un informe técnico elaborado en respuesta a una consulta formulada el pasado 26 de septiembre por la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Preguntados sobre "la amplitud y nivel de detalle" que debe darse a los estudios previos para la preceptiva Declaración de Impacto Ambiental, los técnicos del CSN han respondido que Enresa ha proporcionado hasta el momento información "insuficiente" para evaluar el impacto radiológico del ATC.
Así, el pleno del consejo de administración del CSN señaló el pasado 23 de octubre que la amplitud y nivel de detalle que debe darse al Estudio de Impacto Ambiental "debe ser ampliada", después de que los técnicos del regulador nuclear fueran un poco más allá y subrayaran que el emplazamiento de la instalación "debe definirse con exactitud, sin admitir indeterminaciones de ubicación respecto al proyecto definitivo". No obstante, el pleno del CSN cree que no es necesario modificar el documento inicial que ha presentado Enresa.
La propuesta de Enresa, señalan los técnicos del CSN, "es incompleta ya que no recoge la información necesaria para poder realizar una valoración detallada de las posibles vías de dispersión de la radiactividad en este emplazamiento y sus potenciales impactos".
Los técnicos añaden que "es primordial el conocimiento exhaustivo de las características del terreno en el que se ubica el ATC para garantizar su estabilidad geológica, geotécnica, hidrogeológica" y piden que Enresa subsane estas "carencias" en el futuro Estudio de Impacto Ambiental del proyecto.
Así, "se incluirá un análisis real de las alternativas consideradas para el proyecto y sus posibles impactos comparados, completándose con una comparativa de impactos entre las parcelas posibles dentro del municipio seleccionado". "En relación a la valoración de impactos, deberán incluir el análisis de potenciales efectos derivados del proceso de construcción en el entorno, particularmente en lo relativo a las aguas superficiales y subterráneas".
"Los resultados de los análisis exhaustivos de geología, geotecnia, hidrología e hidrogeología y sismología que permitan garantizar la integridad de la instalación, deberán tenerse en cuenta para determinar las posibles vías de dispersión de la radiactividad y sus posibles impactos radiológicos", añade el informe.
El presidente de Enresa admitió hace meses que no sabe si los terrenos elegidos son adecuados
Las advertencias del CSN llegan meses después de que, tal y como publicó este diario en febrero pasado, el presidente de Enresa, el exdiputado y exalcalde de Ciudad Real, Francisco Gil-Ortega, admitiera en el Congreso que la empresa todavía no sabe si los terrenos elegidos son adecuados para albergar tan delicada y multimillonaria instalación.
"Pueden aparecer yesos, evidentemente, o puede aparecer cualquier tipo de material, pero sí le puedo decir que cada 30 metros estamos haciendo un sondeo, estamos dejando el suelo como un queso gruyer para saber con certeza lo que hay…”, dijo Gil-Ortega a los diputados en una comparecencia a puerta cerrada.
Enresa asegura ahora que "en la parte noroccidental de la parcela en la que se construirá la instalación, una capa de lutitas compactas, con espesores entre 20 y 40 metros, proporciona la capacidad adecuada para la ubicación de la instalación nuclear". "El hecho de disponer de una superficie superior a la mínima imprescindible, permite la disposición de las diferentes instalaciones en las zonas de total seguridad", según la empresa.
La estatal ha señalado que el Estudio de caracterización detallada del emplazamiento y el Estudio preliminar de seguridad para lograr la licencia ambiental del ATC "están en elaboración, con el objeto de presentar la solicitud de autorización a finales de este año". No obstante, fuentes de Enresa dicen que los estudios de impacto radiológico "serán presentados con el informe de seguridad que acompañará la solicitud de autorización previa y de construcción del ATC prevista para comienzos de 2014".
Las mismas fuentes explican que la empresa presentó en junio al Ministerio de Industria, Turismo y Energía el documento de inicio para la evaluación de impacto ambiental del proyecto. "Este documento previo, que acompaña a la solicitud de sometimiento del proyecto a la Evaluación de Impacto Ambiental prevista en la legislación, supone el inicio de dicho trámite administrativo. Sus objetivos son definir las principales características de diseño y ejecución del proyecto, su localización, las alternativas consideradas y realizar el análisis territorial del medio".
El objeto de esa fase del trámite es la determinación del alcance del estudio de impacto ambiental, previa consulta a las administraciones públicas afectadas y personas interesadas. "No se trata, por tanto, del Estudio de Impacto Ambiental, ni del Estudio Preliminar de Seguridad que sería dónde debe estar la descripción del emplazamiento y la evaluación de la seguridad de las instalaciones".
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