Hace diez años, el Gobierno italiano terminó frustrando el intento por parte de Abertis de adquirir la entonces llamada Autostrade. Hoy, con las tornas totalmente cambiadas, podría ser el Ejecutivo español el que pusiera algún palo en las ruedas de la empresa italiana, ahora llamada Atlantia, en su intención de hacerse con el control de Abertis. Quizá por eso, el grupo transalpino no ha establecido aún ningún contacto con el Gobierno español. Y su intención es seguir en esta línea.
Al menos, así lo manifestó el consejero delegado de Atlantia, Giovanni Castellucci, en el encuentro que mantuvo con analistas este lunes, cuando el grupo italiano comunicó formalmente al mercado los primeros detalles de la OPA que prevé lanzar sobre Abertis en los próximos días. "Con el Gobierno español no hemos tenido ningún contacto. La operación está planteada entre dos empresas privadas y, en este plano, el Gobierno no tiene nada que decir", aseguró muy firme Castellucci.
Y, por lo que parece, tampoco entra en los planes a corto plazo de Atlantia entrar en contacto con Moncloa. Algo que, con toda seguridad, estarán obligados a hacer, más tarde o más temprano. El ministro de Economía, Luis de Guindos, se encargó de recordar públicamente que una hipotética compra de Abertis por parte de Atlantia hará necesario la solicitud de autorización gubernamental para el correspondiente cambio de control del operador de satélites Hispasat (participado mayoritariamente por Abertis, que posee un 57% del capital) y también del cambio de control de aquellas concesiones de autopistas actualmente vigentes, toda vez que la titularidad en último término es del Estado.
En su encuentro con analistas, los ejecutivos de Atlantia no hablaron de las concesiones de autopistas, aunque sí hicieron una pequeña mención a Hispasat: "Hasta donde nosotros sabemos, precisamos de la autorización del Gobierno; sin embargo, aún tenemos que comprobarlo". Guindos lo tiene más que comprobado: es necesario solicitar la preceptiva autorización. Y obtenerla, claro está.
Mucho que decir
De esta forma, aunque se trate de una operación entre dos empresas privadas, como recalcó Castellucci, el Gobierno español podría tener mucho que decir en ella. Es especial, en lo que se refiere a Hispasat, una de las joyas de la corona de Abertis. Su relación con sectores estratégicos, como el de Defensa, hace que el Ejecutivo tenga la última palabra antes de permitir que pase a ser controlado por una empresa extranjera.
"Si el Gobierno impide el cambio de control de Hispasat, la operación podría fracasar. Atlantia no estaría dispuesta a renunciar a un activo tan singular. El diseño de la compra sufriría un vuelco espectacular", señala un analista bursátil.
Formalmente, Moncloa no se va a pronunciar sobre la operación en sí porque eso sí forma parte del ámbito privado. Hace unos días, cuando la maniobra de Atlantia se sustentaba en rumores de mercado confirmados por las empresas pero sin cifras concretas encima de la mesa, la postura del Gobierno español fue la de no realizar ningún tipo de comentario por ser Abertis una empresa privada.
Ahora, con los números ya encima de la mesa, se ha encargado de recordar la necesidad de contar con él para que la operación llegue a buen puerto. El recuerdo de lo que sucedió hace justo una década, cuando el Gobierno Prodi cortó las alas a Abertis, podría estar más presente de lo que los dirigentes de Atlantia piensan cuando no contemplan contactar con Moncloa.
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