Poner en marcha la primera línea de alta velocidad privada de España obligará a Air Nostrum a superar una serie de etapas que, en algunos casos, discurrirán cuesta arriba. La aerolínea valenciana -con la sociedad Intermodalidad de Levante S.A.- pretende ofrecer un servicio de AVE internacional que discurrirá entre Madrid y la ciudad francesa de Montpellier, pero en el camino de sus accionistas han surgido algunas complicaciones que amenazan con retrasar el proyecto.
Esta compañía presentó hace unos meses en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) una solicitud para prestar este servicio de alta velocidad, poco después de que obtuviera el permiso del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) para operar dentro del sector de transporte de viajeros. El asunto cogió con el pie cambiado a los miembros del regulador, que optaron por desarrollar una metodología para determinar las condiciones que deberán cumplir las empresas que quieran competir con RENFE en trayectos internacionales.
Cabe precisar que el transporte de pasajeros por ferrocarril en España todavía no se ha liberalizado, al contrario que el internacional, que lo está desde 2010. Establecer la frontera entre ambos no es nada sencillo, máxime si el tren realiza varias paradas en ambos países. Dentro del regulador, se sospecha que la intención oculta de Air Nostrum es conseguir ventaja sobre sus rivales para prestar el servicio de AVE Madrid-Barcelona cuando se eliminen las restricciones sobre este mercado, algo que está previsto para 2020.
La línea entre las dos principales ciudades de España movió 3,8 millones de pasajeros en 2016, lo que le convierte en la más atractiva para los posibles agentes privados que quieran competir a partir de la próxima década en este sector. La cercanía a la frontera de Montpellier ha hecho que en la CNMC la solicitud de Air Nostrum se haya tratado “con pies de plomo”, relatan fuentes internas.
Complicaciones legales
Dentro del Ejecutivo, tampoco tienen todas consigo con respecto al proyecto de esta compañía valenciana. De hecho, en el regulador de la competencia se han visto obligados a aplazar su “sí definitivo” a Air Nostrum después de que el Ministerio de Fomento presentara un recurso ante la Audiencia Nacional contra la metodología para el transporte internacional de viajeros en AVE, aprobada por la CNMC.
La línea entre las dos principales ciudades de España movió 3,8 millones de pasajeros en 2016, lo que le convierte en la más atractiva para los posibles agentes privados.
Estas normas determinaban que las compañías privadas que quieran competir en el sector de la alta velocidad, a través de rutas internacionales, deberán recorrer al menos el 20% del trayecto fuera de España y conseguir el 30% de sus ingresos y transportar al menos a 3 de cada 10 viajeros a Francia más allá de la frontera.
En Competencia, tienen claro que el Gobierno ha acudido a los tribunales para intentar retrasar lo máximo posible el inicio de la circulación de estos trenes. “Al menos, hasta que se haya liberalizado este mercado”, inciden. Otras fuentes del sector ferroviario relacionan esta decisión con el “tradicional proteccionismo” que ha existido en este sector, acentuado en los últimos años como consecuencia de la multimillonaria inversión que se ha realizado para desplegar las infraestructuras de alta velocidad.
En cualquier caso, para que estos trenes de alta velocidad comiencen a moverse sobre las vías, ILSA (Air Nostrum) deberá completar varias etapas que podrían complicarse en todos los casos. Desde la relativa a la obtención del visto bueno por parte del Estado francés hasta la que tiene que ver con el permiso de Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria o con la contratación de maquinistas. Dentro del regulador, dudan que el proyecto esté en marcha antes del final de 2018, como estaba previsto inicialmente.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación