El Banco Central Europeo ejercerá un control férreo sobre las titulizaciones de la banca, un negocio que solo en España mueve un negocio anual superior a los 30.000 millones de euros, según datos de la CNMV. La presidenta del Consejo de Supervisión del BCE, Danièle Nouy, ha remitido esta pasada semana una carta a todos los máximos responsables de las entidades financieras bajo su control con el fin de hacerles llegar las nuevas limitaciones que se establecerán en este mercado.
La titulización en España fue un negocio boyante durante los años de la burbuja inmobiliaria. Tanto es así que las emisiones de la banca española llegaron a alcanzar los 141.000 millones de euros
La carta, titulada Guía Pública sobre el reconocimiento de la transferencia significativa del riesgo de crédito, no es sino un desglose de las limitaciones a las que deberán atenerse los bancos españoles y europeos que quieran llevar a cabo emisiones de titulizaciones en el futuro. Cualquier "originadora" [los bancos] que quiera llevar a cabo una emisión de este tipo deberá informar y remitir toda la información con un plazo de al menos 3 meses antes de la fecha de cierre de la operación, y esperar la aprobación por parte del BCE.
La titulización en España fue un negocio boyante durante los años de la burbuja inmobiliaria. Tanto es así que las emisiones de la banca española llegaron a alcanzar los 141.000 millones de euros (ver gráfico inferior) en el año 2008; el negocio supone empaquetar créditos con distintas calificaciones crediticias, de forma que a cambio de un rendimiento se logra sacar de balance un riesgo que a partir de la titulización asumirán otros. A partir de ahora, dichas entidades originadoras deberán asumir "plena responsabilidad de la operación", y tendrán que detallar si cada operación es igual que otras anteriores, o si ha introducido algún tipo de cambio (que se deberán detallar). Ninguna operación podrá llevarse adelante hasta que no tenga la aprobación definitivan del supervisor, que además revisará de forma continuada todas las emisiones mientras sigan vivas.
"Asimismo, las entidades originadoras deberán notificar al BCE sin retraso injustificado cualquier circunstancia que afecte o pudiera afectar a la efectividad de una transferencia significativa del riesgo en una operación concreta", añade la carta remitida por Nouy, que además exige a las entidades titulizadoras la publicación de informes "y documentos similares" dirigidos a los inversores.
Formalismos y reuniones "informales"
Pese a que la metodología del BCE está siendo la de publicar gran parte de los documentos (cartas, informes...) que genera, así como exigir a los bancos la aportación de ingentes cantidades de información y papeles, los responsables del supervisor financiero seguirán llevando a cabo "intercambios informales" de puntos de vista antes de, entre otros asuntos, la emisión de bonos titulizados. El propio BCE reconoce que podrá haber un diálogo no oficial "sobre las características específicas de un instrumento".
"Dicho diálogo no representa una autorización (explícita ni implícita) de una transferencia significativa del riesgo, ni tampoco una confirmación de que una operación concreta cumple las condiciones para el reconocimiento de una transferencia significativa del riesgo", advierten desde el supervisor, que no quiere pillarse los dedos.
Emisión de titulaciones en España (Fuente: CNMV)
Titulizaciones, ¿Qué son?
Agrupar un conjunto de créditos (si son hipotecarios, mejor), darles una calificación crediticia y colocarlos en el mercado como inversión segura y diversificada. Este modelo de negocio, en el que los bancos españoles son uno de los competidores más destacados, sufrió un fuerte estigma en los comienzos de la crisis, toda vez que por medio de las titulizaciones se extendió por medio mundo el cáncer de la burbuja ninja en Estados Unidos. Tal y como explican desde Caixabank Research, esta industria financiera permite convertir en líquidos activos arriesgados e ilíquidos. Las titulizaciones, además, cumplen una labor importante para los bancos, permitiéndoles sacar fuera de balance un volumen de riesgo crediticio que por medio de la 'securitization' va a parar a otros actores del mercado, como fondos, ahorradores e inversores.
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