El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS por sus siglas en inglés) ultima durante este año una revisión completa y "ambiciosa" de los activos ponderados por riesgo (APR), es decir, la parte del balance con el que se calculan los ratios de capital regulatorio. "Esto podría impactar tanto en las exigencias mínimas de capital regulatorio como en los propios ratios de capital", tal y como advierten los analistas de BBVA Research en un reciente artículo sobre las modificaciones que están llevándose a cabo en las reglas bancarias, conocidas como Basilea III.
Las normas de Basilea III ya vieron la luz en 2010; sin embargo, han seguido sometidas a revisiones constantes desde entonces, en la medida que se han detectado fallos, excesiva complejidad y otros problemas. Tantas revisiones que algunos ya hablan incluso de Basilea IV, ya que estamos ante un marco regulatorio ciertamente distinto. "Se planteó una revisión posterior para mejorar la sensibilidad al riesgo, reducir la dependencia a las calificaciones crediticias y prevenir la arbitrariedad regulatoria", señalan desde BBVA Research.
Basilea, según los analistas de BBVA, fue mucho más allá en su revisión, dirigiendo su objetivo "a todo tipo de riesgos y a cualquier método de cálculo de los APR". Además, se han revisado las formas de calcular el capital en función de estos APR, de forma que puedan existir unas metodologías comparables y homologables para todo el sector en Europa, algo que no ocurrió cuando el BCE llevó a cabo los test de estrés y la evaluación global de los activos de la banca bajo su supervisión el pasado año, dando lugar a cifras realmente no comparables.
¿Exceso de conservadurismo?
La revisión de estos activos ponderados por riesgo culminará a finales de 2016, y su aplicación, tras una fase transitoria, estará plenamente operativa en 2019, según los planes del BCBS. Pero mientras, la banca sigue a la espera de conocer qué activos tendrán que provisionarse y cuánto, y cuáles no. Este suspense tiene a la industria "muy preocupada", tal y como reconocen desde BBVA.
La banca está preocupada sobre el potencial endurecimiento de los requerimientos de capital "debido a un sesgo conservador en la calibración" de las propuestas realizadas por el BCBS hasta el momento. Y es que si estos nuevos criterios fueran muy conservadores la nueva regulación obligaría a llevar a cabo nuevas recapitalizaciones, sino en todo el sector en su conjunto, sí en entidades individuales cuyo perfil de riesgo se vea especialmente afectado por los nuevos estándares fijados por Basilea.
"El impacto de estas revisiones es difícil de anticipar", reconocen desde BBVA, en la medida de que hasta 2019 el tema seguirá en una fase transitoria sujeta a cambios. Además, el hecho de que se hayan introducido múltiples cambios en todo un abanico de aspectos regulatorios complica aún más el predecir un coste respecto de los nuevos estándares fijados por el BCBS. "A pesar de la declaración de los reguladores de que no va a suponer un aumento significativo de los requerimientos de capital", el sector se muestra preocupado, en la medida que más necesidades limitarían aún más la concesión de crédito y, por tanto, el potencial de crecimiento económico en Europa.
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