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Castigo a los accionistas de la banca por caídas de hasta el 33% en Bolsa y las constantes ampliaciones

Los 'scrip dividend', las ampliaciones y las conversiones forzosas de productos como los bonos o las preferentes han multiplicado el número de acciones de la banca. La capitalización total de las entidades, sin embargo, no ha crecido en esta proporción, lo que muestra una pérdida de valor continuada de cada participación accionarial en buena parte del sector.

No están siendo tiempos fáciles para los accionistas de buena parte de los bancos españoles. El año 2015 ha concluido como uno de los peores años en Bolsa de siempre, con caídas en las cotizaciones de hasta un 33% en el conjunto del año. Es el caso de Banco Santander cuyas acciones a inicios del pasado año cotizaban a 6,6 euros para, justo un año después, hacerlo a 4,4 euros. El inicio de 2016 no parece haberle sentado bien al banco presidido por Ana Botín, ya que el valor ha continuado cayendo y el pasado viernes 8 de enero cerró a apenas 4,039 euros por acción rozando ya una caída del 40%.

Banco Santander, que inició 2015 con la mayor ampliación de capital de su historia (de unos 7.500 millones de euros) ha sido el más castigado durante este pasado año, pero las caídas abultadas han sido una tendencia general en el sector. Así, Banco Popular ha experimentado un desplome en su cotización durante 2015 del 31,7%, mientras que Caixabank ha registrado una caída del 25,9% en ese mismo periodo. Tras éste, otra entidad catalana (Banco Sabadell) ha sido la más castigada por los inversores, con un descenso acumulado el año pasado del 21,6%.

Aunque menores, los bancos españoles que mejor se han comportado en Bolsa también han sufrido pérdidas en su valoración bursátil durante 2015. Es el caso de Bankia, que en el conjunto del año ha perdido un 16,2% de su precio; o BBVA, que por su parte ha retrocedido un 13,8%. Incluso Bankinter, el considerado como banco más sólido y capitalizado del sector financiero, ha experimentado una ligera caída en el año de un 3,4%. Han sido comunes a todo el sector las bajas rentabilidades provocadas por los tipos de interés próximos a cero, las cada vez mayores exigencias de capital por parte de los reguladores, la incertidumbre política en España y las perspectivas de una cierta ralentización en el crecimiento económico para los próximos años.

Cada vez más acciones en negociación

Los valores más castigados son aquellos que, por lo general, han llevado a cabo más ampliaciones de capital, penalizando así a los accionistas. En el caso de Banco Santander, por ejemplo, la entidad ha incrementado sus acciones en circulación en más de un 40% (desde los 10.321 millones hasta los 14.434 millones), y desde el inicio de la crisis se han duplicado, tal y como muestran los cálculos del analista José Luis de la Calle (ver cuadro inferior). Desde 2012 ha llevado a cabo una política de scrip dividend (pago de dividendo con acciones), lo que ha multiplicado las acciones en circulación.

A estas ampliaciones por pago de dividendos hay que sumar las conversiones en acciones de los llamados 'valores Santander', así como las preferentes. Y también las ampliaciones de capital para reforzar los ratios regulatorios. Así, se ha pasado de los 6.254 millones de acciones de finales de 2007 a los más de 14.434 millones de acciones de la actualidad. Esta estrategia ha permitido al banco presidido por Ana Botín reforzar sus ratios de capital y a la vez retribuir a los accionistas sin tener que sacar dinero de la caja.

La estrategia de Santander no ha sido única. El BBVA también ha duplicado su número de acciones en circulación desde el inicio de la crisis (de 3.747 millones a 6.366 millones de participaciones) aunque en su caso el factor del scrip dividend ha sido menos importante, en detrimento de las ampliaciones de capital (para la compra del Garanti o Compass) o las conversiones de bonos de deuda. Similar caso ha sido el de Caixabank, que pasó de 3.362 millones de acciones a más de 5.823 millones entre los años 2007 y 2015 merced a conversiones obligatorias por instrumentos subordinados, la fusión con Banca Cívica y los scrip dividend.

También por conversiones más o menos forzosas se han disparado las acciones en circulación de Banco Sabadell, a unos niveles sin precedentes. A inicios de la crisis el banco presidido por Josep Oliú contaba con 1.224 millones de acciones cotizando en Bolsa. Tras las conversiones de preferentes de 2012 y los bonos de 2015, junto a las ampliaciones de capital emprendidas para adquirir el TSB o reforzar capital, la entidad cuenta ahora con más de 5.439 millones de acciones en negociación. Un incremento mayor presentaría Banco Popular de no ser por el contrasplit (cambiar cinco acciones antiguas por una nueva) llevado a cabo por la entidad presidida por Ángel Ron en 2013, ante el incremento imparable en el número de participaciones a raíz de las ampliaciones de capital para adquirir el Pastor y las conversiones de bonos.

Unas ampliaciones que ocultan la destrucción de valor

Tal y como señalan los analistas de Gurusblog en un reciente artículo, esta masiva impresión de "papelitos en forma de acciones" ha permitido a las entidades mantener o aumentar su capitalización bursátil (es decir, el número de acciones multiplicado por su valor) "mientras los accionistas han ido viendo cómo año tras año su participación en los beneficios del banco se iba diluyendo como un azucarillo", lo que a su vez ha redundado en logicas caídas del precio de la acción.

Es decir, que la capitalización bursátil de las entidades ha venido creciendo (tal y como muestran los gráficos inferiores), si bien el precio de cada acción no lo ha hecho en consonancia. Tal y como se muestra en las imágenes inferiores, en un ciclo normal la evolución de la capìtalización y el valor de las acciones guarda cierto paralelismo. Pero este ha ido divergiendo cada vez más desde el inicio de la crisis y a medida que las ampliaciones de capital y las políticas de retribución mediante scrip dividend se han ido generalizando entre las entidades.

Como puede comprobarse en los gráficos inferiores, la evolución del precio de la acción y la capitalización bursátil tendieron a ir en paralelo de forma más o menos continuada en la práctica totalidad de entidades. Las divergencias empezaron a generalizarse y acentuarse entre los años 2010 y 2011, y desde entonces, a medida que las exigencias de capital han sido mayores, ésta tendencia no ha hecho sino crecer. Excepción a esta regla son Bankinter y Caixabank, que han logrado anclar algo más ambos valores y mantener por ello el valor para sus accionistas.

SANTANDER

BBVA

POPULAR

SABADELL

CAIXABANK

BANKINTER

BANKIA

NOTA: Desde aquí el agradecimiento a José Luis de la Calle y a Luis Benguerel por su ayuda desinteresada al facilitar los gráficos para la elaboración de este artículo.

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