Los 20 mayores bancos de Europa y Estados Unidos han pagado durante los últimos cinco años una factura aproximada de 12.385 millones de euros debido a multas y acuerdos extrajudiciales relacionados con el incumplimiento de regulaciones. Son cálculos de la consultora internacional Mckinsey, recopilados durante los ejercicios 2010 a 2014. La cifra total es todavía mayor si se suman otras sanciones no cuantificadas en dicho estudio, como los 5.200 millones de euros impuestos por el Departamento de Justicia de EEUU a seis entidades (UBS, JPMorgan, Citigroup, RBS, Barclays y Bank of America) en mayo de 2015.
Por si fuera poco, el coste en multas y acuerdos no ha hecho sino incrementarse desde el inicio de la crisis. Así, en 2010 las 20 mayores entidades financieras afrontaron unas sanciones por un importe de unos 490 millones de euros. Cuatro años después, dicha factura se había multiplicado por diez, y los grandes bancos internacionales tuvieron que afrontar unos pagos de 4.467 millones de euros.
Casi 1.500 millones de euros pagados en 2012 por HSBC para evitar una investigación por blanqueo de capitales por parte del Gobierno británico; otros 6.500 millones para BNP Paribas por saltarse sanciones comerciales con terceros países; Más de 1.700 millones para seis grandes entidades (Deutsche Bank,RBS, JPMorgan...) acusadas de manipular el euríbor... la crisis del sistema financiero ha traído consigo no solo el descrédito de todo un sector, sino fuertes penalizaciones para aquellas entidades encontradas culpables de no haberse sometido a las reglas vigentes.
El panorama, para los bancos, se está volviendo más y más complejo, toda vez que en los últimos años ha habido una auténtica burbuja de regulación, con nuevos criterios que van desde la forma de contabilizar las pérdidas, hasta la gobernanza, pasando por los niveles de capital que han de cumplir las entidades en función de su tamaño y su nivel de riesgo.
La RegTech, una industria al alza
Al calor de toda la nueva regulación surgida en el sector financiero ha emergido una nueva industria tecnológica de servicios especializada precisamente en abaratar el coste que para los bancos tiene la adaptación a la nueva regulación, que puede ascender a unos 1.000 millones de euros anuales, según cálculos del Instituto de Finanzas Internacionales (IFF). Y eso sin contar las multas, sanciones y acuerdos para evitar ir a juicio.
La nueva "palabra mágica" se llama RegTech, tal y como cuentan los analistas de BBVA Research en su último Informe de Situación de la banca. El término "hace referencia a un conjunto de empresas y soluciones que aúnan la tecnología y la normativa para abordar los requisitos normativos en todos los sectores, incluidos los servicios financieros", explican. La clave está en aprovechar la tecnología y el desarrollo de aplicaciones para automatizar procesos manuales, el análisis de datos, la generación de informes que se puedan remitir a los reguladores...
Tal y como señalan desde BBVA, la oportunidad de negocio alrededor del RegTech es "evidente", y puede suponer la diferencia entre una entidad que se adapta a la nueva regulación y aquella que va un paso más allá para "producir con éxito una disrupción en él". Entre las áreas "afectadas" por esta tecnificación y automatización de los procesos estarían aquellas relacionadas con la transparencia fiscal, la gestión del riesgo de liquidez en tiempo real... la clave es encontrar partes del negocio en la que se pueda operar con Big Data, se puedan hacer análisis avanzados a partir de dichos datos y a su vez puedan visualizarse e ir más allá.
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