La semana que viene, concretamente el 16 de agosto, vence el plazo para que las compañías interesadas presenten sus propuestas para construir y operar el futuro AVE de Brasil, un contrato tasado en más de 12.000 millones de euros. Y la posición española, dividida en dos y desconsolada por un terrible y reciente accidente de tren en un tramo convencional de una vía con alta velocidad, no parece la más óptima. Todo apunta a que los dos fabricantes nacionales y rivales, Talgo y CAF, entregarán sus ofertas por separado, en distintos consorcios supuestamente apadrinados por Fomento.
Pero Fomento no lo tiene claro a nueve días de la presentación de propuestas, cuyo desenlace se dirimirá un mes después, el 19 de septiembre. Dos semanas después del accidente del Alvia S-730 que cubría el trayecto Madrid-Ferrol, con 79 muertos a sus espaldas, la ministra del ramo, Ana Pastor, estudia ahora si dejar en la estacada a Talgo en Brasil, cofabricante del S-730 junto a la canadiense Bombardier.
Otro cambio en el consorcio
Esta versión, de la que este medio ha tenido conocimiento a través de varias fuentes del consorcio español, supondría una revolución en el sector ferroviario, así como el enésimo cambio de planes en apenas seis meses. CAF y Talgo protagonizaron en mayo una pelea encarnizada para estar en el consorcio que aspira a operar el trem bala Río-São Paulo-Campinas.
Aquella trifulca se saldó, en teoría, con la victoria de Talgo. La empresa de la familia Oriol llegó a ausentarse en una reunión a tres bandas entre ellos, Fomento y CAF para dejar claro que solo iría un fabricante. Poco después, CAF dejó caer que pujaría igualmente con otro consorcio (en el que también estarían Renfe, Adif e Ineco) por el contrato carioca, una oferta que ya se da por hecha.
También Bombardier y Thales
Finalmente, las cosas han cambiado tras el accidente del pasado 24 de julio. Talgo ya no merece la misma estima para Ana Pastor, sobre todo por cuestiones de imagen. Pero además, en el mismo consorcio en el que van los Oriol se encuentra Bombardier, el otro fabricante del S-730 que descarriló en Santiago. Y Thales, la empresa que creó el sistema de seguridad en la vía del Alvia malogrado. Demasiadas fallas para un consorcio. La prensa brasileña también ha destacado la presencia de estas compañías, relacionándolas de soslayo con la tragedia.
Parece la ocasión de CAF para sacar pecho, pero no es oro todo lo que reluce. Como publicó Vozpópuli a mediados de julio, la entidad guipuzcoana está siendo investigada por un supuesto cártel para repartirse contratos en Brasil.
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