Las previsiones de Caixabank no contemplaban ser accionista indirecto de FCC y socio de Esther Koplowitz pero aún menos añadir activos de suelo a su cartera inmobiliaria que, como el resto de entidades financieras, está tratando de aligerar. Sin embargo, éste ha sido el daño colateral sufrido como consecuencia de haber ejecutado las garantías del préstamo que concedieron en 2004 a la familia Aguinaga para que los empresarios vascos se convirtieran en accionistas de B-1998, la patrimonial a través de la que Koplowitz controla la mayor parte de su participación en FCC.
Entres esas garantías no sólo se encontraba las acciones que representan el 5% del capital de B-1998 (que suponen controlar indirectamente un 2,5% de FCC, dado que la instrumental de Esther Koplowitz posee un 50,1% del grupo constructor y de servicios), como se comunicó el pasado 4 de abril a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
También figuraban unos terrenos en Madrid, concretamente en Vicálvaro, que se habían añadido como prenda en una de las refinanciaciones del préstamo, en 2009, cinco años después de la firma del préstamo original, ante la fuerte caída que había sufrido el precio de las acciones de FCC.
Por aquel entonces, los terrenos estaban valorados en cerca de 100 millones de euros, lo que compensaba el deterioro que habían sufrido los títulos de la constructora, que cotizaban en el entorno de 30 euros cuando se formalizó el préstamo y apenas superaban los 20 euros cuando llegó el momento de su refinanciación.
Unos terrenos con mucho descuento
Pero cinco años después de aquella primera refinanciación no ha sido posible completar una segunda. Y menos en mitad de un proceso de reestructuración de deuda de FCC que se ha prolongado hasta el último día del primer trimestre de 2014 y ha incluido la posibilidad de que las entidades financieras acreedoras tomen una participación en la compañía a través de convertibles, lo que diluiría al resto de accionistas, entre ellos los Aguinaga.
También ha influido el hecho de que, como consecuencia de las pérdidas registradas por el grupo constructor en 2012 y 2013, se haya suspendido el reparto de dividendos, única fuente de ingresos de B-1998 y con la que sus accionistas atendían el servicio de la deuda.
De esta forma, Caixabank no sólo se ha quedado con las acciones de B-1998 sino con unos terrenos cuyo valor se ha deteriorado de forma notable desde 2009, cuando los síntomas de las crisis ya eran evidentes en el sector inmobiliario pero todavía no se habían manifestado de una forma tan virulenta.
Las pocas operaciones que se han realizado en el área de suelo han presentado notables descuentos, que han superado en multitud de oportunidades el 50% debido, entre otros factores, a la falta de una referencia de mercado debido al escaso número de transacciones que se han llevado a cabo.
Cambio de socios
Aguinaga entró en B-1998 junto a Inversiones Ibersuizas, Bodegas Faustino y la familia Peugeot. Todos ellos ocuparon el lugar dejado por Veolia Environment, que en el verano de 2004 vendió el 49% de la patrimonial de Esther Koplowitz, operación que le supuso unas jugosas plusvalías.
Desde entonces, Ibersuizas vendió su 10,5% a finales de 2007 mientras que los Peugeot hicieron lo propio en 2010 con el 5% que adquirieron. Ambas participaciones fueron compradas por Koplowitz, que se quedó con los Aguinaga y Bodegas Faustino como únicos compañeros de viaje.
De todos los socios que atrajo Koplowitz a su sociedad hace diez años tan sólo se mantiene Larranza XXI, sociedad controlada por Bodegas Faustino. Las circunstancias en que se ha producido la llegada de Caixabank hacen pensar que su presencia en B-1998 en ocasional. Por el momento, le otorga la posibilidad de nombrar un consejero en FCC, que está aun por ver si aprovecha.
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