Air Nostrum, la compañía que pretende poner en marcha el primer AVE privado que se moverá sobre las vías españolas, espera el visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para lanzar su ruta entre Madrid y Montpelier, con paradas en Zaragoza y Barcelona. El regulador recibió hace más de un año la solicitud de esta empresa para operar este trayecto, pero los diversos problemas burocráticos y judiciales que se han presentado desde entonces han rechazado la aprobación. El regulador volverá a analizar el proyecto esta semana, con el propósito de aprobarlo definitivamente.
La solicitud de Intermodalidad de Levante (ILSA) -filial de Air Nostrum- estuvo sobre la mesa del regulador el pasado julio, después de que la Audiencia Nacional rechazara las medidas cautelares que solicitó el Ministerio de Fomento para intentar retrasar la entrada de competidores de Renfe en las rutas internacionales de AVE, algo que permite la Unión Europea desde la liberalización de este mercado, con la que pretendía mejorar la conexión por ferrocarril de los países de la Eurozona.
Sin embargo, la CNMC decidió posponer su decisión hasta después de las vacaciones, ante las dudas que le generaba el sistema de descuentos y promociones a viajeros que incluía el proyecto de Air Nostrum. Básicamente, porque el regulador quería evitar que el precio del billete entre Madrid y Barcelona fuera igual o tan sólo un poco inferior al de Madrid y Montpelier.
En ese caso, Air Nostrum podría adquirir una posición privilegiada en la ruta Madrid-Barcelona, la más utilizada por los viajeros de AVE y la cual, como el resto de las rutas domésticas, no liberalizará Bruselas hasta 2020. Una vez aclarado este punto, el regulador espera aprobar esta solicitud en próximas fechas, han explicado a Vozpópuli fuentes de la CNMC.
Alquiler de trenes
A partir de ahí, el nuevo operador deberá solicitar a Renfe el alquiler del “material rodante” -y Renfe ha tratado de excusarse en que no dispone de este material- o buscar alguna alternativa en el mercado. En cualquier caso, ILSA cuenta con el permiso del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) para operar como empresa de alta velocidad en España.
La intención inicial del grupo -según fuentes de la CNMC- es poner en marcha una ruta entre Madrid y Montpelier que tendría dos frecuencias diarias de ida y vuelta. El convoy pararía en Zaragoza, Barcelona, Perpiñán y Narbona; y tendría una capacidad de alrededor de 350 viajeros.
En paralelo a esta solicitud, Competencia estudia la que presentó hace unos meses la compañía Arriva (Deutsche Bahn) para operar una línea de media distancia entre La Coruña y Oporto.
Según anunció la empresa en un comunicado, su propósito es que este tren pare en Santiago de Compostela, Pontevedra, Vigo, Guixar, Valença do Minho y Nine, antes de llegar a su ciudad de destino. Contaría con cuatro frecuencias diarias para recorrer en 2 horas y 46 minutos un trayecto de 342 kilómetros.
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