La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) se prepara para afrontar el primero de los grandes cambios que vivirá durante esta legislatura. Salvo aplazamiento inesperado, el Consejo de Ministros ratificará este viernes como consejeros a Mariano Bacigalupo, Pilar Canedo y María Ortiz, que el pasado martes obtuvieron el visto bueno del Congreso para desempeñar su función. Estas incorporaciones implicarán una alteración del “frágil equilibrio” de un organismo que ha estado dividido en dos bandos desde poco después de su constitución, en octubre de 2013.
Los dos miembros de la Comisión que abandonarán su puesto son Eduardo García Matilla y Diego Rodríguez, quienes han formado parte de la facción de consejeros más crítica con el modo de dirigir el organismo de su presidente, José María Marín Quemada. El nombre del primero –experto en audiovisual- sonó especialmente alto cuando apostilló con un duro voto particular una de las bolas más calientes que ha tenido el organismo sobre la mesa en los últimos cuatro años, como es la operación de compra de Digital Plus por parte de Telefónica.
En su lugar, entrarán en el Consejo Pilar Canedo –especialista en competencia y propuesta por Ciudadanos- y Mariano Bacigalupo, perteneciente al PSOE e hijo de Enrique Bacigalupo, quien fuera magistrado del caso Filesa y parte del equipo de abogados de Lionel Messi. Sobre su filiación política le preguntaron los diputados el pasado martes, ante lo que respondió de forma tajante: “No supone demérito, tacha o mácula alguna”.
Hay que tener en cuenta que el tema de la independencia de los consejeros de la CNMC ha generado fuertes tensiones en el organismo desde 2013. De hecho, Marín Quemada llegó a pedir a las autoridades competentes que seleccionaran a personas “capaces y del máximo nivel” para el regulador, lo que fue interpretado por sus críticos como una forma de sembrar dudas sobre su aptitud para ejercer su función y recrudeció la batalla interna del regulador.
En este ‘bando rebelde’ se encuentra Fernando Torremocha, de 81 años, quien el pasado mayo estuvo en el centro de la polémica después de que el Partido Popular el colocara “por error” entre los miembros de su Junta Directiva nacional, a la que perteneció hasta su llegada al ‘súper-regulador’. A tenor de estos precedentes, las palabras de Bacigalupo han sido interpretadas en el organismo como una forma de anticipar las posibles suspicacias que podrían surgir sobre su filiación política, según ha podido saber Vozpópuli.
Más cambios a la vista
El cambio de consejeros que se ejecutará –salvo sorpresa- este viernes será el primer gran movimiento que se espera en la institución en el corto y el medio plazo. El próximo septiembre expira el mandato de Fernando Torremocha, Idoia Zenarruzabeitia y Josep María Guinart, que también deberán ser relevados.
Fuentes internas inciden en que uno de los sustitutos podría ser Bernardo Lorenzo, cesado de forma ilegal como presidente de la extinta Comisión Nacional de las Telecomunicaciones (CMT) en octubre de 2013 y quien habría expresado al Ejecutivo su deseo de volver a su puesto, a lo que tiene derecho en función de lo que dictaminó en una reciente sentencia el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
En paralelo a estas entradas y salidas, los partidos deberán determinar la morfología del nuevo regulador de los mercados y la competencia. El Ministerio de Economía trabaja desde hace unos meses junto con representantes del PSOE y Ciudadanos en el proceso de división del organismo en dos entes diferentes, tal y como se recoge en el punto 13 del pacto de investidura al que llegaron el pasado verano el PP y la formación naranja.
En este documento, se estipula que uno de estos órganos se encargará de supervisar y controlar la energía, las telecomunicaciones, los transportes, los servicios postales, el juego y el tema audiovisual; y el otro todo lo relacionado con la competencia y con la defensa de los consumidores y los usuarios. El primero estará comandado por María Fernández y el segundo por el propio Marín Quemada.
Sea cual sea la forma final que tenga este organismo, conviene tener en cuenta que la Comisión Europea prohíbe destituir a los consejeros con mandato en vigor, por lo que la división de la CNMC no implicará cambio de caras en su organigrama, han destacado fuentes internas.
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